Orocovis, Puerto Rico – Luego de que Luis Serrano Nogueras, mejor conocido como «El Robapanties de Orocovis», fuera ingresado a la cárcel por haber hurtado 88 piezas de ropa interior (valoradas en más de mil dólares) a su vecina, la modelo y empresaria Maripily expresó su zozobra al revelar que Serrano era el mayor suplidor de la mercancía que ésta vende en su boutique.
La empresaria admitió que, por meses, Serrano había sido el suplidor que más mercancía fina le suministraba a su tienda: «Este señor consistentemente tenía muy buen gusto en las piezas que me traía: siempre terminaba comprándoselo todo, porque todas eran exquisitas (aunque ahora que lo pienso un poco, a la verdad que tenían un cierto olorcito a usa’o que quizás debió haberme estado sospechoso). En mi opinión, un individuo que pueda robarse 88 piezas de ropa interior valoradas en más de mil dólares tiene que tener buen ojo para las cosas finas. Además, si miramos a su víctima, cualquier mujer que tenga mil dólares en lencería debe ser una fleje, y obviamente ése es el tipo de cliente que aspiro atraer a mi boutique. Creo que tendré que considerar pagarle la fianza a Serrano y sacarlo de la cárcel, porque si no, se me va a fastidiar el negocio: cualquier persona que me haya visto en paños menores (¡o sea, todos los hombres de Puerto Rico!) sabe que mis gustos no pueden describirse exactamente como ‘finos’…».
Ciertamente «fina» no es la primera palabra que nos viene a la mente…
Por su parte, el llamado «Robapanties» aseguró que está «viviendo como un rey» en la penitenciaría, y que ha hecho muchos amigos entre sus compañeros confinados. «Seamos francos», comenzó el hurtalencería, «aquí en la cárcel hay muchos enfermitos, y el que no entra como uno, se convierte en uno con el tiempo y la falta de hembra. Así que los tengo a todos embelesados contándole mis encuentros cercanos del primer tipo con los panties de mi vecina, y también tengo un buen negocito vendiendo par de piezas de ‘evidencia’ entre los confinados. ¡Y ahora nadie se burla de mi almohada rellena de panties!», aseguró emocionado. Al escuchar que su socia Maripily está incluso considerando pagarle la fianza para sacarlo de la cárcel, Serrano sentenció: «¡Que se atreva el cuero bronceado ese! ¡Aquí finalmente vivo como un rey, y la gente no me mira como si fuera un enfermito!», exclamó, a pesar de que los que no lo miran como si fuera un enfermito seguramente lo son ellos también.
En la penitenciaría, Serrano no es un enfermito, sino un héroe nacional
Aparentemente es cierto que la impresión predominante entre las que frecuentan la tienda de Maripily es que la calidad de la mercancía ha bajado últimamente, según confirmó Trixie, una clienta asidua: «Vite, yo aquí antes encontraba gistros bien finos y panties con bordados, piedras preciosas, y to’as esas pendejá’s bien pipirisnáis que a mis clientes– que diga, a mi novio, tanto le gustan. Ahora to’ lo que hay son granny panties y piezas que obviamente las sacaron de un paquete de Hanes Women’s de siete pesos: ¡pa’ eso sigo comprando en Pitusa!». En efecto, la tienda Pitusa más cercana a la boutique de Maripily, aprovechando la situación, está intentando tumbarle el kiosko al negocio de la empresaria ofreciendo una impresionante selección de «Hookerwear and Flejewear» tan fina que haría que Serrano se muriera de un ataque cardiaco con tan sólo verla.
Ahora sólo quedan porquerías y granny panties en la boutique de Maripily
Desesperada, Maripily ha comenzado a vagar por el minicipio de Orocovis y áreas limítrofes en búsqueda de otro sisapantaletas que pueda «bregarle el caso», y se le ha escuchado gritar afanosamente en la plaza del pueblo: «¿A quién más aquí le gusta ticiarse los paños menores del tendedero de la vecina? ¡¡¡No me digan que aquí en Orocovis sólo hay un enfermito robapanties, que eso no se lo cree nadie!!!».