La Sala de la Casa de Yolandita, Urbanización Robles del Monte – Para el deleite de la decena de fanáticos con la cual todavía cuenta, Yolandita Monge, la diva milenaria de la canción y del quirófano, realizó un concurrido concierto en la sala de su casa, explicando que ésta cuenta con «un ambiente más íntimo y personal que los locales donde usualmente canto», y además porque ningún centro de actividades en la Isla le quiso arrendar una de sus salas de concierto.

El concierto fue organizado por la misma Yolandita con el propósito de agradecerle a su público su leal patrocinio durante las pasadas décadas, y con éste ella pretendía recorrer sus 97 años de carrera artística y múltiples operaciones quirúrgicas. «Soy ante todo mujer, pero también soy una artista muy agradecida de su público», aseguró la cantante, «y con este concierto, que fue mi mejor regalo a mis fanáticos el cual les ofrezco con todo mi amor, quería demostrar mis vivencias y el transcurso de mi travesía como artista, además de para levantar fondos, porque ya tengo el ombligo como por el cuello de tantas operaciones que me he hecho, y necesito hacerme otra para bajármelo».


Yolandita Monge, apuntando por dónde le va ya el ombligo luego de tantos estirones

El magno evento tuvo lugar nada más y nada menos que en la Sala de la Casa de Yolandita, «un exclusivo y codiciado centro de actividades con una acústica que está ‘demasiado fuerte‘», como dijera totonamente la misma artista. Lo que esconde su aseveración es que le fue negado utilizar la Sala de Festivales de Bellas Artes porque inicialmente nadie pudo precisar exactamente quién era ella y por qué pretendía utilizar uno de los salones más grandes de dicho centro de actividades. Aún más embarazoso fue cuando, luego de ella enseñarle al comité organizador de Bellas Artes ejemplares del programa del concierto que ella tuviera ahí hace poco más de un año, éstos le negaron de todos modos la petición, citando que aunque ahora recordaban «vagamente» quién era, sus salones estaban reservados exclusivamente para conciertos de reggaetón y bachata.


El Centro de Bellas Artes Luis A. Ferré, donde no dejaron cantar a Yolandita porque no cantaba ni reggaetón ni bachata

En el concierto se personaron literalmente pares de personas que atiborraron el sofá y los tres sillones de la sala, aclamando a voces a su cantante favorita antes de que los vecinos llamaran a la policía para que dejaran el alboroto. El público presente estuvo mayormente compuesto por seguidores de los años de gloria de Yolandita (o sea, los años 80’s), quienes aunque lucían deleitados por estar en presencia de su diva y poder toquetear las decoraciones de su casa, no pudieron opinar sobre la calidad musical del concierto por ser casi todas señoras mayores con problemas de audición. «¡Pero cualquier cosa que haga Yolandita debe estar buenísima, mejo!», aseguraron en una voz sumamente alta. El par de fanáticos sin problemas de sordera opinaron que «el portfolio de canciones durante la velada estuvo buena: de hecho, Yolandita cantó mis canciones preferidas«, y que la acústica de la sala en efecto no estaba «para nada mala«, pero que «hubiera sido ideal si el perro del patio de atrás hubiera dejado de ladrar por un segundo».


La sala donde se llevó acabo el gran evento

El programa del concierto consistió en todos los éxitos de Yolandita, razón por la cual el evento se extendió por diez minutos más de la media hora que originalmente fue pautada. El acto de clausura fue el tema «Tú Tú Tú», el cual fue aparentemente dedicado literalmente a los tres gatos que aún permanecían en el lugar al finalizar la actividad. «Supongo que muchas de los presentes tuvieron que irse temprano porque su hora de acostarse es a las siete de la noche, y es por eso que no estoy molesta», expresó Yolandita. «Ya sé para la próxima que cuando haga un concierto aquí en casa, programarlo para las cinco de la tarde, y así todo el mundo se puede quedar hasta el final sin que nadie se me vaya temprano o se me quede dormido en el sofá». También lamentó haber invitado a cenar a su casa a su hija Noelia justo antes del concierto, dado que apenas comenzada la actividad la joven corbeja se levantó al único hombre heterosexual en el público y se lo llevó para su cuarto en el segundo piso de la casa: «¡No quiero ni saber qué habrán hecho ellos en su intimidad!», aunque la experiencia dicta que pronto podremos ver exactamente lo que transcurrió en algún video de YouTube.


Noelia dándole un «tour» de su cuarto al afortunado fanático de su mamá

La diva concluyó que, después de todo, «siento que mi encuentro con mi fanaticada durante esta velada parece fantasía«, y acto seguido prometió que ya iba a «dejar la pendejá’ esa» de tratar de meter los nombres de sus discos en la entrevista. «Estoy tan complacida por la acogida que tuvo mi fanaticada a este íntimo concierto que ya estoy pensando hacer otro, pero esta vez en la marquesina de casa, para que haya mayor cupo». Yolandita describió cómo pondría filas de sillas plegadizas y que podría incluso tener una mesita a un lado con piscolabis y refrescos, anticipando que esa futura actividad «tendrá todo el caché de un pari de marquesina de los 80s», añadiendo incoherentemente: «¡Fiebre de luna!!».

Por El Rata