Desear que a un presidente no tenga éxito es desear que el país tampoco tenga éxito. Que tal cosa le pasara a un presidente que oponemos sería una victoria pírrica. La razón debe prevalecer. Es por eso que creemos que nuestro deber patriótico es respetar la oficina del presidente, y aceptemos y normalicemos a este hijo de la gran puta. Deseémosle a este malparido racista, misógino, acosador sexual, estafador y demagogo el mayor de los éxitos. Cualquier cosa menos de eso no sería patriótico.
Es por eso que este periódico le desea lo mejor a este cabrón que nos tiene de rehenes ahora que controla el país porque votantes sin educación que él manipuló exacerbando sus miedos, prejuicios e inseguridades, votaron en masa por él sobre el juicio de gente más informada que ellos. Estaremos apoyandolo y poniéndonos a su entera disposición ese 20 de enero del 2017, cuando el presidente Obama, nuestro primer presidente negro, le pase el batón a usted, Donald Trump: el hombre que lo acusó de ser musulmán (como si fuera algo malo) y de no ser americano. A usted: el hombre que nunca negó a David Duke ni al Ku Klux Klan. A usted: ¡Cabrón!
En la gran tradición de este periódico, le aseguramos que seremos justos en nuestra cobertura de su administración. Es más, solo le vamos a dar la mejor cobertura, la cobertura más bella, la cobertura más classy: en fin, nuestra cobertura va a ser huuuuuge. Vamos a dedicarle tantas primeras planas que Ricky Rosselló le va a enviar un canasta de flores cuando se dé cuenta que lo estamos ignorando por cubrir las barbaridades de su administración. Lo joderemos como nunca hemos jodido a nadie, demagogo de mierda. Esa es nuestra promesa, señor presidente electo.
¡Enhorabuena!