El razonamiento de Vélez para entrar al quirófano e intentar aparentar diez años menos fue alargar su carrera profesional, dado que ella entiende que «los medios últimamente se han convertido en un culto a la juventud«. «Créanme, NADIE quiere escuchar las noticias de la boca de una vieja de sesenta años to’a escrachá’ y al borde de la muerte», prometió Luznery, «sino de una moderna y juvenil bebé de teta de cincuenta años. ¡Y heme aquí a mí, con mi cutis terso y carita de yonofuí!». Vélez acompañará su rostro lozano con una apatía generalizada por asuntos trascendentales y de gran envergadura para el país, «porque eso de saber datos relevantes sobre la política e importarle un pito lo que sucede en el mundo no va con ser una chamaquita, ¿vi’te? ¡Ay, Bijnen, dije ‘vi’te’ y to’!», exclamó Luznery con sorpresa y algarabía.
Por su parte, el hombre ancla de Noticentro, Rafael Lenín López, cuestionó la necesidad de la movida de Vélez. «Total, no veo cuál es el problema con tener unas arruguitas de más: ¡nosotros los hombres anclas del país rutinariamente nos añejamos a plazos cómodos por décadas, y eso nunca le ha molestado a nadie!», declaró el reportero, desatando la ira de mujeres alrededor del mundo.