«Me da mucha pena admitir que la situación de Puerto Rico esté como esté y que haya tenido que botar a tutilimundi», confesó el Gobernador en conferencia de prensa, hablando detrás de su escudo anti-proyectiles ciudadanos. «Lo cierto es que por más que mi administración sagaz y valientemente haya intentado arreglar los problemas económicos de la Isla, nuestros esfuerzos han resultados tan poco efectivos como la campaña electoral del PPR. A estas alturas se puede decir que los huevos se han puesto literalmente a peseta… ¡principalmente porque mi administración los ha estado sacando secretamente del mercado para evitar otra ‘situación lamentable’!».
El Gobernador admitió que a pesar de que el despido del resto de la nómina gubernamental terminará ahorrándole al erario «un cojonal de chavos», ciertamente esto causaría un enorme número de vacantes en puestos de servicio a la ciudadanía. «Es por eso que una sola persona desempeñará de ahora en adelante todas las funciones gubernamentales», reveló Fortuño. «¡Este curita!», exclamó, apuntándose a sí mismo con orgullo. En efecto, a partir de la semana entrante, él fungirá también como secretario interino de todas las agencias gubernamentales, «un rol que asumiré en cuanto aprenda cuáles son todas esas agencias. ¡Pero no se preocupen, que están en buenas manos!», aseguró Fortuño, para el horror de todo el mundo que ha vivido en Puerto Rico por los últimos diez meses.
El Secretario de Hacienda Interino, Luis Fortuño, no descartó que esta drástica medida resultara insuficiente para cuadrar el presupuesto gubernamental, «pero no estaré seguro hasta que aprenda cómo usar la computadora de la oficina para poder verificar». Por su parte, Luis Fortuño, el Secretario de Educación Interino, reiteró que no solamente permanecerán fuera del currículo los libros que fueran censurados el mes pasado por el Departamento de Educación (DE), sino que cualquier fundamentalista religioso podrá someter nombres de libros que encuentren ofensivos en un buzón fuera de las oficinas del DE «y éstos serán censurados inmediatamente… ¡y no, no se preocupen, que no tendré ni que leerlos!», prometió el también Contralor, Alcalde de San Juan y Procurador de la Mujer.
El Primer Mandatario aprovechó la ocasión para aplacar miedos de que las oficinas de servicio al cliente del Gobierno quedaran desatendidas, asegurando que él personalmente se presentará en todas dichas oficinas «a atender al público con la misma servicialidad a la que ha estado acostumbrado por años». Fortuño publicó un itinerario que detalla cómo él pasará de cinco a diez minutos en cada oficina de servicio al cliente, en cuyo periodo atenderá al mismo número de personas que anteriormente se atendían en todo el día. Donde sí Fortuño admitió que no dará abasto es en el campo de la educación, dado que no podrá darle clase a todos los estudiantes en el sistema de educación pública; sin embargo, él le restó importancia a este hecho, dado que «vamos a terminar censurando tantos libros de texto que no quedará qué enseñarles a los estudiantes de todos modos».
Los únicos empleados públicos que no fueron afectados por esta ronda final de despidos son los miembros de la Legislatura: «¡Trata tú de despedir a alguien que cobra un sueldo obsceno a cambio de poco trabajo, con beneficios de dieta, carro y teléfono, a ver si puedes!», exclamó Fortuño. «Además, [Thomas] Rivera Schatz no me dio permiso para despedirlo, y todos sabemos que él es el que manda aquí», admitió cabizbajo.