Aunque el concepto de «policías jaquetones pasándose de la raya con sospechosos negros» no es nada nuevo, lo cierto es que la incrementada militarización de los cuerpos policiacos alrededor de los Estados Unidos ha resultado en una alarmante alza en el nivel de violencia y prepotencia contra la ciudadanía, a veces incluso resultando en la muerte de personas inermes. Por razones que no deberían sorprenderle a nadie que haya visitado los estados al sur de la línea Mason-Dixon, quienes se han llevado la peor parte del embate policiaco son las minorías, especialmente jóvenes que osan merodear las calles en un flagrante estado de negrura y tienen la desfachatez de no portar armas.
«Nuestra compañía lleva más de cien años haciendo productos para lustrar zapatos y regresarlos a su color original», se lució Frank Zeitner, gerente general de Griffin. «Sin embargo, ya es hora de ir más allá del simple cuidado de calzado y responder al llamado de la responsabilidad social, creando una línea de betunes especialmente formulados para que personas de tez oscura puedan emblanquecerse y así lograr que no venga un policía racista a fabricarles un caso o, peor aún, a matarlos impunemente a la menor provocación». El lema de los productos «Griffin For Darkies®» es «No podemos hacer a los policías menos racistas… ¡pero sí podemos hacerte a ti menos negro!». Según Zeitner, los nuevos betunes para uso facial y corporal vendrán en tres matices para escoger: «Oklahoma-Senator White«, «Yacht-Owner Ivory» y «Trust-Fund Alabaster«.
Estos productos blanqueadores de Griffin llegan justo a tiempo, dada la actitud prevalente de los policías sureños. Por ejemplo, Barney «Cooter» Johnson, uno de los agentes asignados al cuartel de Ferguson, Misuri, declaró sin vergüenza ninguna: «Nada me inquieta más a mí que ver una turba de chamaquitos negros aparentemente haciendo nada… ¡porque algo siempre se traen entre manos! Esta gente dizque estaban pacíficamente protestando el supuesto abuso contra Michael Brown, pero eso no despinta el hecho de que eran muchos negritos juntos. Como dice el viejo refrán, es mejor prevenir (o sea, lanzarles gases lacrimógenos para que se dispersen) que tener que lamentar». Al preguntarle su opinión sobre la creciente militarización de la policía, Johnson exclamó: «¡A mí me encantan todos estos juguetes que tenemos ahora! Es que siempre he querido ser soldado y usar este tipo de equipo militar –pero claro, no contra insurgentes islámicos que tengan lanzacohetes y metralletas, sino contra civiles desarmados, que así es más fácil. ¿Para qué ir a pasar calores y arriesgarse a perder extremidades en Irak si puedes meterte a guardia y guiar tanques y usar rifles de alto alcance en tu propia ciudad?». Finalmente, el agente descartó que los betunes emblanquecedores de Griffin logren su cometido: «Por favor, yo llevo años cultivando mis prejuicios y perfeccionando mi detector de minorías: ¿tú crees que un poco de emplaste blanco en la cara logrará confundir mi black-dar?», cuestionó espeluznantemente.
Por su parte, Thomas Jackson, el jefe policiaco de la ciudad de Ferguson, admitió que sus agentes necesitan recibir entrenamiento sobre cómo lidiar equitativamente con ciudadanos de distintas razas, y adelantó que a dicho fin invitará como instructores a miembros de la Policía de Puerto Rico, «quienes han refinado el delicado arte de ser repugnantes con quien sea, sin importar el color de su piel».