Washington, D.C. – En señal de agradecimiento por la gesta pluscuampatriótica de la Legislatura puertorriqueña al anunciar la creación del «Paseo de los Presidentes» en la Avenida Constitución, el Congreso estadounidense reveló que creará por su parte el «Paseo de los Legisladores Eñangota’os» en Washington, D.C. Con estampas talladas de monos que representan a los senadores puertorriqueños en sus faenas legislativas, el Congreso pretende «reconocer el sacrificio que representa para un Pueblo en paupérrimas condiciones económicas el gastar dinero en un monumento que pretende hacer lo que ya hizo Mount Rushmore, pero con un resultado más chipi-chape».
El vicepresidente Dick Cheney, como Presidente del Senado, fue quien anunció el nuevo monumento: «El Paseo de los Legisladores Eñangota’os es la manera en que el Congreso de los Estados Unidos de América, en representación del pueblo americano, reconoce la gesta nacionalista de la Legislatura de Puerto Rico al hacer un Paseo de los Presidentes. Encontramos muy halagador que los legisladores boricuas hayan optado por honrar a varios presidentes estadounidenses en vez de llevar a cabo el projecto de la Plaza de la Identidad Puertorriqueña, que era lo que la legislatura anterior tenía planeado hacer… y menos mal que lo arreglaron, porque eso de estar elevando mucho la ‘identidad puertorriqueña’ me suena medio sedicioso, sobre todo en esta época en que los enemigos de América se encuentran tanto afuera como adentro. Hacen bien en dejar claro dónde está su lealtad, sobre todo cuando está el puertorriqueño que parece medio árabe que hace orilla», sentenció el vicepresidente con aspecto patibulario.
El vicepresidente Dick Cheney con su sonrisita de «Te estoy velando…»
«Aunque me da grima estar de acuerdo con Cheney», declaró Nancy Pelosi, la portavoz de la Cámara de Representantes por el Partido Demócrata, «tengo que unirme a sus expresiones de admiración. En cuanto esos legisladores lambeojos puertorriqueños anunciaron que construirían un Paseo de los Presidentes en su pequeña colonia isleña, decidimos devolverles el favor y hacerles un monumento a ellos también aquí en la ciudad capitalina. Se nos hizo difícil imaginar cómo en un lugar con un problema fiscal tan grande como Puerto Rico se sacrificarían fondos públicos en cualquier tipo de monumento puramente estético, y mucho menos uno que trate de conmemorar presidentes estadounidenses: ¡ya hay cincuenta estados para encargarse de eso! La única conclusión a la que pudimos llegar es que nos quieren mucho, y eso hay que premiarlo. Claro está, no crean que este gesto de reciprocidad cambiará la opinión de los congresistas estadounidenses con respecto al futuro del estatus de Puerto Rico: algunos seguirán favoreciendo la estadidad, otros el actual Estado Libre Asociado, y muchos otros seguirán preguntándose en qué parte de México está Puerto Rico».
Nancy Pelosi, agradeciéndole a los senadores boricuas por «ese despilfarro de dinero tan halagador»
Pelosi explicó en más detalle en qué consistiría el reconocimiento a la Legislatura isleña: «Luego de hablar con varios artistas para decidir el concepto del monumento, decidimos que el Paseo de los Legisladores Eñangota’os consistirá de diferentes estampas esculpidas en mármol que evoquen la esencia de estos políticos chupamedias, desplegadas en el patio trasero de la Casa Blanca. Por ejemplo, en la primera estampa, tallada en mármol teñido de rojo, podremos ver a unos monos en una reunión donde claramente están decidiendo asignar fondos del erario para hacer una Plaza de la Identidad Puertorriqueña; en la segunda estampa, en la cual el mármol estará teñido de azul, veremos otros monos que están descartando los planos de los otros monos y asignándole medio millón de dólares al proyecto del Paseo de los Presidentes. En la tercera y última estampa, veremos a la isla de Puerto Rico vendiendo las nalgas por todo el Caribe para hacerse un dinerito extra, porque entre tanto proyecto baladí engendrado por sus legisladores, ya no quedan fondos públicos».
El senador Jorge De Castro Font, posando para el artista encargado de tallar el monumento
El presidente del Senado de Puerto Rico, Kenneth McClintock, dijo sentirse «halagado por el gesto de agradecimiento de la nación norteamericana», el cual aseguró era innecesario porque, «como leales vasallos, no requerimos reconocimiento ni paga de nuestro amo». Al preguntarle si no le molestó que lo tildaran de «eñangota’o» o que lo representaran como un simio despilfarrador de dinero, McClintock respondió en la negativa, asegurando que «[los congresistas estadounidenses] lo hacen de cariño; y si fuera que se están burlando de nosotros, pues igual no importa porque lo que no nos podrá quitar nadie es que el Congreso de los Estados Unidos de América sabe quiénes somos: ¡ahora puedo morir en paz!», aseguró con algarabía.
Kenneth McClintock, con mirada divagante al enterarse que el Congreso estadounidense sabe quién es él