«Si el senador Bhatia cree que la UPR debe ponerse a complicar su esquema de matrícula como si fuera Hacienda», explicó Joaquín Nieves, un líder estudiantil, «pues entonces que se ponga el mismo sayo y que ate el salario suyo y el de sus compañeros a la capacidad intelectual de cada cual». Nieves arguyó que «si el costo de la matrícula debería ser más alto para los estudiantes que pueden pagar más, igualmente debería ser más bajo el salario de un legislador que puede dar menos. ¿Por qué pagarle lo mismo a un senador que tiene dos dedos de frente que a otro que tiene cuatro dedos de frente? Bueno, aunque hablando claro, ninguno tiene más de tres», aclaró el joven.
La reacción entre los miembros de la Cámara y el Senado fue de indignación tras puertas cerradas, pero de apoyo enardecido en el foro público. «¡¡¡A mí me parece tremenda idea!!!», exclamó en un tono demasiado alto el representante popular Charlie Hernández, sudando como caballo ‘esnú’. «Yo no tengo nada que temer, así que no tengo problema alguno con que se le pague menos a los compañeros que no radiquen legislaciones de altura como las mías. Solo con mis importantísimas resoluciones para quitarle el nombre de Pedro Rosselló al Centro de Convenciones y la de crear una cédula nacional de identidad, con esas na’ más tengo mi salario asegurado», concluyó, distraídamente verificando con su mano cuántos dedos de frente tiene (y hallando que la respuesta es más de uno pero menos de tres).
Por su parte, Bhatia sonrió pícaramente y también avaló la sugerencia pasivo-agresiva de los estudiantes, «siempre y cuando seamos nosotros los del partido de mayoría quienes decidamos cuáles legisladores se han ganado su salario completo y cuáles valen menos que un peo de ramera. ¡Es más, sospecho que algunos de nuestros compañeros terminarían debiéndole dinero al erario a final de año!».