El hurto de cobre y otros metales en el tendido eléctrico, contadores y tuberías ha causado una pérdida de más de $100 millones a distintas agencias gubernamentales. No solo eso, sino que los robos han causado averías que han dejado a muchos de los ladrones mismos sin servicio eléctrico, hecho que ellos tildan de «inaudito», «imperdonable» y «camarón», asegurando que «nada es más difícil que robar a oscuras… ¡bueno, además de trabajar honradamente, claro está!».
Muchos de los cacos optan por cometer sus fechorías lo más lejos posible de donde viven, preferiblemente usando como blanco urbanizaciones con nombres como «Brisas del Parque», «Alturas de Alhelí» o «Aquí Votamos Por Fortuño». Sin embargo, esto no ha evitado que algunos de los mismos malhechores se hayan visto afectados por las averías causadas por estos hurtos, obligándolos a alumbrarse con quinqués y linternas para poder ver bien qué se están robando. «Por eso es que este país nunca va a progresar», imputaron. «¡Ni los que no tenemos nada podemos robarle a los que sí tienen algo tranquilamente!».
Las críticas a la AEE han sido que la agencia ha sido morosa a la hora de reparar las averías causadas por la cablería hurtada, «como si eso fuera la gran cosa». Los ladrones señalaron que en la Isla hay un huracán «a cada rato», causando grandes estragos en el tendido eléctrico, y que por ende los técnicos de la AEE ya deben ser «unos mostros» a la hora de arreglar esos desperfectos. «No hay nada peor después de pasarse uno to’ el santo día robando monumentos, tarjas y tapas de alcantarilla que no tener luz en casa pa’ poder ver La Comay», fue una de las quejas más comunes. «¿Qué, también se supone que tengamos que robarnos la luz de los vecinos que sí tienen, es?».
La gerencia de la Autoridad de Energía Eléctrica originalmente le sugirió a estos querellantes que vacacionaran a una lejana isla cerca de la costa de África, pero luego de discutir la materia con sus abogados, anunció que enviará brigadas para asegurarse que los cacos también gocen de servicio eléctrico. «Lo menos que necesitamos ahora es que uno de estos malparidos se caiga por el roto de una alcantarilla», explicó un alto funcionario, «¡porque si nos demandan es capaz que ganen!».