El alcalde Santini explicó que la foto fue tomada en el nuevo Museo de Vida Silvestre de la ciudad capital, y que esta fue solo una de muchas — un hecho espeluznante, porque revela que de todas las fotografías que se tomaron, la que se difundió fue que él consideró más apropiada para demarcar el periodo navideño. «Por ejemplo, hubo una en la que posé yo como si estuviera devorándole las entrañas a una cebra muerta», intimó el alcalde, «pero no quise usar esa porque no me quedó bien el pelo».
«O sea, jeje», rio un ciudadano sanjuanero al describir la tarjeta, «es una postal navideña, pero la foto es de un foquin leopardo metiéndole el colmillo a un antílope, con Santini y la familia para’os detrás, mirando pa’l infierno viejo como si no pasara nada. ¡Y si esa no es la mejor metáfora para su administración, no sé qué podría serlo!», exclamó entre carcajadas. «También vi otra foto en la que salen con un pingüino, el cual parece estar susurrándole al hijo de Santini: ‘¡A la verdad que to’s ustedes tienen el gusto por el fondillo!’. ¡Ay, qué mucho necesitaba reírme así después de esta mierda de año! ¡Gracias, Santini!».
En efecto, la postal fue loada por los capitalinos por ser «tan incoherente como hilarante», y por proveerles un momento de felicidad en un momento en que tanto lo necesitaban. Una residente del municipio explicó: «Miren: San Juan está cayéndose en cantos; las calles tienen más boquetes que el cutis de Romero Barceló; y el Viejo San Juan apesta a mea’o de arriba a abajo… pero con esta tarjeta navideña, Santini al fin nos dio lo que necesitábamos los sanjuaneros: ¡una buena carcajada!», exclamó mientras apuntaba a otra de las imágenes y se reía. «Ay, ¿y vieron la foto en que salen ellos al lado de un oso, con la hija mayor sentá’ to’a espatarrá’ sobre una piedra, con copos de nieve inexplicablemente cayendo a su alrededor? ¡Si esta foto fuera uno de esos jueguitos para niños en los que hay que buscar qué está mal con la imagen, en esa habría que decir… ¡todo!».
Como bono adicional, las imágenes ya han despertado la imaginación de los charlatanes alrededor de toda la Isla, convirtiendo la postal navideña en posiblemente el último «meme» boricua del 2011, por lo que el obsequio del alcalde no fue solo para los sanjuaneros, sino para todos los puertorriqueños.