«Antes que a cualquiera se le ocurra decir alguna necedad a los efectos de que ‘los caminos del Señor son misteriosos’, o ‘Dios sabe lo que hace’, quiero dejar diáfanamente claro que nada de esto es Mi voluntad», aseguró El Creador, rodeado por una guardia divina de Ornitorrincos Celestiales. «Esto no es ninguna prueba para la Iglesia Católica puesta por Mí para que esta salga de esto más fuerte: es simplemente que un chorrete de viejos con ínfulas de grandeza, nacidas del convencimiento de que son Mis representantes en La Tierra, hicieron una cabronada sin nombre. No me metan en nada de esto, que para algo les di libre albedrío», expresó irritado.
Al tiempo que se retiraba, preguntamos que si en verdad, esto no era culpa del Diablo, cuando se escuchó una voz de demoniaca saliendo de las profundidades de la Tierra, gritando: «¡A MÍ TAMPOCO ME METAN EN ESTO!».