«No estoy pidiéndole peras al olmo», aclaró el representante Bishop ante las imputaciones de los políticos estadistas de que el reclamo de estadidad de Puerto Rico no debe ser condicionado. «Solo estoy pidiéndole algo efectivamente imposible a una islita muerta de hambre llena de marroncitos mantenidos e hispanoparlantes a los cuales no tengo el más mínimo interés de concederle un fracatán de representantes en el Congreso y de votos en el colegio electoral. ¡Pero no dije que no, que conste! Y no vengan a acusarme de ser racista, que en ninguna de mis expresiones usé la palabra ‘spic‘ en voz alta ni una sola vez (¡y créanme, mis asistentes están pendientes!)».
El gobernador Ricky Rosselló, tan molesto por las expresiones del legislador que se fue a hacer paddleboarding para tener una excusa para no reunirse con Bishop, declaró airado que la estadidad para la Isla no debe someterse a estipulaciones fiscales o económicas. «Bendito sea Dios, ¡ahí sí que nos chupa la bruja!», exclamó. «O sea, ¿una ‘economía vibrante’? Aquí incluso cuando las cosas no estaban en este gas llegando a petróleo en el cual nos encontramos, las cosas no estaban tan buenas… ¿y cómo se mide la ‘vibrancia’ de una economía, acá entre nos? ¿En la escala Richter? Y además, ¿un ‘gobierno estable’? ¡No me hagas reír! Eso no existe hoy día ni siquiera en el gobierno federal: ¿¡por qué diablos nos lo vendrían a exigir a nosotros!?».