El representante Llerandi Cruz acusó al DE de no solo pretender enseñarle a nuestros niños cómo arreguindarse de un tubo sensualmente y de restarle valor al concepto del matrimonio, sino también de obligarlos a bailar la pelú’a, enseñarles coplas de bomba obscenas tales como las de la vieja y el viejito, y ponerlos a sacrificar machos cabríos durante el recreo para agradar al Maligno. «¡Esto es un bacanal de chabacanería, inmoralidad y concupiscencia lo que tienen ahí en el Departamento de Educación!», tronó Llerandi Cruz, obligándonos a buscar cómo carajo se escribe ‘concupiscencia’. «¿Cómo es posible que los funcionarios del DE piensen que es apropiado educar a nuestra juventud en el sutil y delicado arte del baile erótico? ¡Eso es algo que se debe enseñar solo en la casa!».
Margarita Zeremagui Torres, la portavoz del DE (cuyo apellido suena tan inventado como «Llerandi»), respondió: «Sé que estas acusaciones suenan a inverosímiles inventos histéricos típicos de legisladores conservadores que viven de alimentar las fantasías de inmoralidad rampante que pregonan los grupos evangélicos quienes donan a sus campañas… ¡pero esta vez la pegaron! La meta primordial del Departamento de Educación es inculcarle a nuestros niños las destrezas que los prepararán para conseguir un trabajo cuando se gradúen. ¿Qué se supone que les enseñemos, a ser arquitectos, programadores o abogados? ¿Para qué? ¿Qué edificios van a diseñar, qué programas de computadoras van a escribir y qué compañías van a representar legalmente, si en la Isla ya no va a quedar ninguna empresa cuando ellos se gradúen? Pero si les enseñamos cómo menear el bom-bom desde chiquitos, ¡eso sí que les garantizará un trabajo en el futuro, porque pocavergüenza es algo que siempre habrá en la Isla!».
Zeremagui Torres aclaró que las clases de «pole dancing» serán impartidas por profesionales en la industria con décadas de experiencia, y que, acorde con los conceptos de perspectiva de género que permean el currículo, se les enseñará de igual modo a los niños y a las niñas. «Cuando decimos que todos nuestros alumnos van a aprender a bailar en un tubo, nos referimos a TODOS, así que los varones también aprenderán a rampletear tubísticamente (si quieren la imagen mental, vean la película ‘Magic Mike XXL’ –¡aunque claro, esto sería más bien ‘Magic Mike XXS’!)». La portavoz del DE añadió que los jóvenes no solo aprenderán «cómo circumnavegar la periferia de un brilloso cilindro de bronce de la manera más sensual posible», sino que también estudiarán cómo darse un apodo que se preste más a recibir jugosas propinas. «Digamos que ‘Caramelo’ y ‘Sansón’ tienen clientes asiduos quienes les aflojan billete, mientras que nadie quiere ver a bailar a ‘Casilda’ y a ‘Sinforoso'», concluyó, sin aclarar cómo hay padres quienes hoy día le ponen a sus hijos nombres de viejo de campo sin que nadie los chotee al Departamento de la Familia.