El aumento al Impuesto sobre Ventas y Uso (IVU) de 7% a 11.5%, que se hizo efectivo el pasado 1° de julio, es el más reciente intento desesperado del gobierno de turno para ayudar a solventar el erario a costillas del ciudadano promedio. Aunque la idea detrás del aumento es recaudar más dinero de aquellos ciudadanos que se permitan el lujo de «comprar cosas necesarias para vivir», la realidad es que el llamado «IVU agrandado» asegurará que familias que antes estaban en la prángana ahora terminen en una pelambrera estilo calva de Kojak.
Basándose en la misma lógica de buscar dinero donde ya no lo hay, el gobierno anunció que próximamente comenzará a intentar exprimir agua de las rocas para llenar el embalse de Carraízo y atajar la sequía que tiene a los habitantes del área metro hediendo a chivo de monte. «La cosa está mala y hay que buscar soluciones creativas», explicó el gobernador Alejandro García Padilla. «Somos conscientes del hecho de que la familia puertorriqueña ya estaba pasando las de Caín, y que aumentarles los impuestos a la hora de comprar implica fastidiarlos aún más… ¡pero es que francamente ya no se nos ocurría nada mejor, y a falta de buenas ideas, usamos la primera idea cualquiera que se nos ocurrió! Del mismo modo, esta sequía no termina y hay que buscar agua donde se pueda, aunque sea en el interior de una piedra. Al igual que todo puertorriqueño puede encontrar par de chavitos sueltos entre los cojines del sofá o debajo del asiento del carro, alguna moleculita suelta de H2O debe haberse quedado por ahí atrapada dentro de toda roca, ¿no?», cuestionó el gobernador, maravillando a la concurrencia con su conocimiento de fórmulas químicas.
A pesar de que los ingenieros alrededor de la Isla que estudiaron la propuesta la catalogaron de «fantasiosa», «ineficiente» y «¿que esto fue idea de Agapito? Yup, sounds about right«, el gobernador anunció que planea continuar con el proyecto: «No importa qué digan estos ‘expertos’ ‘ingenieros’ ‘peritos en la materia’: no vamos a descansar hasta haberle exprimido el jugo a todas las carteras– ¡perdón!: canteras— de Puerto Rico», concluyó, con lo que seguramente será el desliz freudiano del año.