«Así que yo le debo a Hacienda. Está bueno eso. Bien bueno que está», declaró Yavé mientras se lavaba distraídamente las manos con nubecitas que producían una copiosa lluvia sin fin. «No es ‘Wanda Rolón le debe a Hacienda’, o ‘las iglesias le deben a Hacienda’. Oh, no no no… tienen que hacerse los más brillantes y sacarse estribillos pretenciosos y ser los más ateítos. Si no tuviera tanto estrés con esto, a lo mejor llovería un poquito en Carraízo. No pregunten por qué el estrés me afecta así: Mis Caminos Son Misteriosos ™».
Antes de marcharse, el Todopoderoso mencionó de paso que si encima de clarificar que Él no tiene ninguna deuda, aparecieran mágicamente impuestos atrasados de los graciosos que gestionan la página de «Dios Le Debe a Hacienda», pues quién sabe, a lo mejor aparecería de la nada petróleo en Puerto Rico que ayudaría a pagar la deuda.