«¡Perdón, Señor, perdón!», pregonó a los cielos rasgando sus vestiduras Manolín Matos, ateo de por vida pero ahora creyente. «En retrospectiva, debimos haber creído la primera vez que vimos un ornitorrinco, pero nos cegó nuestra arrogancia y nuestra fe en la ciencia, que dicho sea de paso… ¡es cosa der diaaablooooo! De cualquier forma, según nos cuentan, hasta Hitler podría estar en El Reino de los Cielos si se arrepintió de sus pecados en su último segundo de vida, así que aquí estamos. ¡Con tiempo, Señor!», recordó al Creador.
Los ateos concluyeron haciendo un círculo de oración pidiéndole al Señor que desate Armagedón y acabe con esto ya, porque un mundo donde Walter Mercado es Su profeta es un mundo que merece Fuego Divino.