El hecho de que algunos de los manifestantes no tuvieran la más ligera idea de qué se trata el concepto de perspectiva de género no evitó que se reunieran el lunes pasado frente al Capitolio para rechazar su inclusión en el currículo del Departamento de Educación. Ebrios con su innegable poder de convocatoria, líderes evangélicos alrededor del país instruyeron a sus huestes a que volvieran a darse cita hoy frente a la casa de leyes para protestar contra «un tema que les diremos después, pero lo importante es que digan presente para defender a Dios, a La Familia®, y lo más importante, a su pastor».
«¡No podemos dejar que el gobierno siga atentando contra mi libertad religiosa!», tronó don Epifanio Jiménez desde la marcha. «Digo, todavía no me ha informado mi pastor qué exactamente es lo que estamos protestando hoy día, pero presumo que tiene que ver algo con la iglesia, ¿no verdad?». Igualmente se expresó doña Maritere Gómez, quien gritaba desaforadamente: «¡No al libertinaje! ¡No a los gays! ¡No a lo que sea que el reverendo me diga! Yo soy una fiel creyente… ¡y por eso creo fielmente en todo lo que me diga mi líder religioso! Eso de ejercer juicio crítico es el camino al pecado: ¡mejor no pensar nunca por mi propia cuenta que pensar en algo que me lleve de cabeza al Infierno!». Otro de los manifestantes admitió: «Bueno, yo, como no sabía cuál era el tópico de la demostración de hoy, simplemente me traje los greatest hits de todos los carteles que yo he hecho para ocasiones anteriores: ‘¡Mi religión se respeta!’, ‘¡Las leyes vienen de Dios!’ y ‘Ámense los unos a los otros’ –ay, ‘pérate, déjame botar ese último, que es de mi época en que me puse medio hippietón y como que no va con los demás. El punto es que, después que estemos haciéndonos las víctimas y manifestándonos en contra de algo ligeramente progresivo en nuestra sociedad, ¡seguramente alguno de estos cartelones lo criticará!».
Por su parte, Wanda Rolón, quien se autodenomina «Apóstol» a pesar de que tradicionalmente eso es trabajo de hombres, explicó: «Queremos que los sectores modernucos del país tengan bien claro que nosotros los líderes religiosos tenemos manadas de fieles corderitos que siempre se darán cita donde nosotros les digamos cuando nosotros les digamos para protestar en contra de lo que nosotros les digamos –¡y, evidentemente, aunque ni siquiera les digamos! No se hagan de ilusiones de que podrán arrastrar a Puerto Rico por las greñas al siglo XX: los evangélicos siempre estaremos ahí para asegurarnos que socialmente la Isla siempre esté en el siglo XIX… ¡y cuida’o si menos! Y a los legisladores les decimos: dejen de intentar imponerle al Pueblo sus cochinas leyes instrumentando ‘justicia social’, ‘igualdad de derechos’ o ‘protecciones constitucionales’; sería una lástima que tuviésemos que manipul– que diga, instruir a nuestros feligreses a que deberían protestar en contra de todos esos beneficios con los que cuentan ustedes en el Capitolio, ¿me explico…?», preguntó con una sonrisa mefistofélica.