La noticia de que Craig Spencer, un doctor que regresó a Nueva York luego de atender enfermos de ébola en África, trajo consigo la enfermedad preocupó a muchas personas que no acaban de darse cuenta de que uno no puede contagiarse a menos que se la pase toqueteando los fluidos de un paciente. El galeno es el primer paciente del virus en la Gran Manzana, por eso de que una ciudad cosmopolita como esta no debe carecer de todo lo que esté a la moda al momento. Los medios noticiosos detallaron que en los días antes de mostrar síntomas Spencer corrió por tres millas, jugó boliche y salió a comer en un restaurante –aunque los detalles aún no están claros sobre el itinerario de los miles de africanos que están igualmente afligidos por el mal.
Afortunadamente, sin embargo, parece que el virus del ébola no permanecerá mucho tiempo en Nueva York: este rápidamente se dio cuenta de que la ciudad está «cundí’a ‘e boricuas», exclamó «Fuck THIS shit!» e inmediatamente procuró el primer pasaje de regreso a África. «¡Aquí yo no me quedo ni loco!», aseguró el virus mientras hacía sus maletas a toda prisa. «En Puerto Rico la gente se la pasa quejándose a to’a boca de cuán jodí’a está, y ahí la ‘gran epidemia’ es solamente chikungunya. ¿Ustedes se imaginan cómo estarían de friquia’os los boricuas en Nueva York con una epidemia de ébola? ¿O cómo los noticieros en la Isla (bueno, ¡los que queden!) estarían siguiendo el estado de salud de cada uno de los puertorriqueños enfermos? ¿Y cómo entrevistarían a todos los parientes de los pacientes en la Isla, enfatizando a las madres llorando? No puedo hacerlo eso al pueblo puertorriqueño», concluyó el virus mientras cerraba sus maletas y llamaba a un taxi para el aeropuerto. «¡Mejor me regreso a África, donde puedo correr rampante sin que a nadie le importe!».