Roberto Arango fue el portavoz de la mayoría novoprogresista en el senado hasta el 2011, cuando renunció repentinamente luego de que salieran a relucir fotos que él mismo se tomó desnudo (y enfocándose en la parte de su anatomía que regularmente calentaba su silla en el hemiciclo) publicadas en un portal gay. Aunque en aquel momento logró evitar responder directamente preguntas sobre su orientación sexual, finalmente la semana pasada admitió que es homosexual (y no, como nadie creía, un hombre completamente straight que sacaba fotos de sí mismo en cuatro patas y las publicaba en Grindr). Esta revelación contrasta fuertemente con la gesta legislativa de Arango, quien obró activamente para negarle derechos a la comunidad LGBTT; el sagaz político, sin embargo, aclaró que si tiene que volver a sus andanzas con tal de que voten por él, «me metería en el clóset más rápido de lo que se esconde una cucaracha bajo la nevera cuando prenden la luz de la cocina».
«Lo mío es ganar», explicó Arango. «Sí, salí del clóset antes de anunciar mi candidatura para matar el tema de raíz: ya la prensa no puede seguir con el julepito de preguntarme insistentemente sobre mi orientación sexual si ya la aclaré –digo, a menos que empiecen a pedirme más detalles de los que nadie querría saber, en cuyo caso perdemos todos. Empero, mi incipiente honestidad sexual no me impediría volver a tirar a mondongo a la comunidad LGBTT si eso es lo que hay que hacer. O sea, yo era gay cuando promulgué la Resolución 99 para que la Constitución nos negase el derecho al matrimonio; yo era gay cuando conseguí miles de firmas en contra de las uniones civiles para parejas del mismo sexo; y yo era gay cuando puse un patito de hule sobre el escritorio de Eduardo Bhatia como bromita homofóbica de nene de high –a pesar de que hubiera sido más fácil simplemente vivir calladamente en el clóset sin haber tomado acciones explícitas en contra de los homosexuales. Desgraciadamente, por lo que he visto últimamente, para llegar de aquí a la esquina dentro del PNP hay que estar enyunta’o con los evangélicos y con los homofóbicos (aunque bueno, eso es como que medio redundante, ¿no?). ¡Tan mala está la cosa que Pedro Rosselló se pronunció a favor del matrimonio homosexual, pero Ricky Rosselló todavía tiene que hacerse el más conservador porque piensa correr en el futuro! El punto es que no les extrañe ver el regreso triunfal del Arango hipócrita de antaño: ¡todo con tal de poder algún día decir ‘alcalde Arango’!».
Por su parte, la actual alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz Soto, le advirtió al candidato aspirante: «Roberto, espero que esto de salir del clóset a última hora no sea una treta mezquina tuya para hacerte el más gay-friendly ahora e intentar robarme a mí el voto de la comunidad LGBTT. ¡Yo llegué primero que tú, y ya dije ‘copa’o’! They’re mine, bitch!«.