«Estamos incursionando en un campo hasta ahora ignorado por los expertos en mercadeo y publicidad», intimó emocionado Louis Green, relacionista público de Quaker Oats, la compañía que fabrica Aunt Jemima. «Solo basta con ver fotos de actividades políticas realizadas en Puerto Rico con todos esos candidatos alzando los brazos para darse cuenta que en Puerto Rico hay más pancakes que en todos los Denny’s y IHOPs del mundo. ¡Tendríamos que drenar cientos de sembradíos de arces para conseguir todo el sirope necesario para aderezar tanto pancake!», exclamó, como si alguien creyese que Aunt Jemima en realidad usa jarabe de arce en sus productos en vez de azúcar, colorantes y más azúcar.
Aunt Jemima estará donándole dinero a todos los candidatos que accedan a poner un sello promocional de su producto en sus axilas, «cosa de que cada vez que le enseñen sus pancakes al público, figure la cara de la Tía Jemima (quien, dicho sea de paso, ya no tiene su look de antaño de cocinera esclava de una plantación sureña, sino que ahora luce más bien como una fritolera de Piñones)». Green espera lograr la participación de candidatos de todos los partidos, «dado que, por lo que he visto, Odorono no le ha respondido que sí a nadie en par de décadas, irrespectivo de afiliación política».
El relacionista público de Quaker espera que su campaña publicitaria sirva para aumentar las ventas de su producto, aunque muchos críticos temen que le salga el tiro por la culata y que los consumidores asocien el sirope Aunt Jemina con axilas malolientes, falta ‘e baño y políticos embusteros.