Los Tres Reyes Magos famosamente siguieron la estrella de Belén para presentarle al niñito Jesús tres dádivas: oro, mirra e incienso. Sin embargo, estos recientemente descubrieron que los jóvenes padres se quedaron con el oro, pero obsequiaron el incienso y la mirra a terceros. «¿Qué se creen María y José», preguntó airado Gaspar, «despreciando dos de nuestros regalos después de que pasamos tanto trabajo cargándolos a través de todo ese desierto caluroso? Esa trapo de mirra dejó a mi mochila to’a emplegostosa, y por culpa de ese incienso con olor a pacholí llevo apestando a hippie mafutero como por una semana. ¡Si llego a haber sabido que iban a ser tan malagradecidos, solo les hubiera regalado una caja ‘e Pampers, y cuida’o!».
«Bah, bueno que nos pase por ponernos tan frufrú con nuestros presentes», opinó Baltasar. «¿Qué se supone que hagan un carpintero y una ama de casa recién parida con resinas aromáticas, después de todo? Yo sugerí que simplemente les consiguiéramos certificados de regalo a Target, Babies ‘R Us y Shimon’s Kibbutz of Gifts, pero noooooooo… teníamos que tratar de ser los más fisnos con nuestros obsequios, ¿verdad? ¿Por qué nos sorprende que al primer baby shower al que invitaran a María y José ellos hayan simplemente puesto nuestra mirra e incienso en una bolsita y los hayan regala’o pa’lante? Ahora bien, ¡pudieron al menos haberles quitado la tarjetita que decía: ‘De: Los Tres Reyes Magos Para: El Niño Emmanuel’, por eso de disimular, caramba!».
Por su parte, los padres del mesías neonato se mostraron impenitentes ante las acusaciones de re-gifting descarado. «Miren, hablemos claro», declaró María, hablando claro. «Si tuvimos que parir a nuestro primogénito en un pesebre en medio de un petting zoo maloliente, jelou, OB-viamente no es que estemos forra’os de chavos. Y no es que no estemos agradecidos de las dádivas que nos hicieron los Tres Reyes Magos: ¡es que la piña está agria!», explicó la joven madre, a pesar de probablemente nunca haber probado una piña. «Y no se crean que no hemos regala’o pa’lante el oro porque queremos conservarlo: ¡nada que ver! En cuanto encontremos una casa de empeño que nos dé un buen precio, lo venderemos más rápido de lo que canta un gallo. Mama needs new shoes!«.