En la vista senatorial también participaron el comisionado residente Pedro Pierluisi y el presidente del PIP Rubén Berríos, quienes sí supieron contestar preguntas sucintamente y en un idioma comprendido por la mayoría de la concurrencia. García Padilla, por el contrario, proveyó respuestas interminables, incomprensibles y divagantes a sencillas preguntas «sí o no», y para colmo en un nuevo idioma que expertos lingüistas describieron como «un mejunje ininteligible compuesto en partes iguales de inglés goleta y de cantinflismos».
«A menos que me hayan traicionado mis oídos», confesó el senador Ron Wyden, presidente de la comisión, «el gobernador empezó a hablar de buenas a primeras de ‘Prostate Hooters‘ –que debo asumir es una cadena de restaurantes con comida pésima donde se explota sexualmente a meseros varones bien dotados en vez de a muchachitas pechugonas. También mencionó algo de un ‘demo crasee‘, que no sé qué pueda ser, pero asumo que es una versión prueba de lo que sea que sea un ‘crasee‘. Es por esto que le pedimos al gobernador que para la próxima se traiga un traductor que lo entienda, o al menos que nos conteste con dibujitos como si fuera Pictionary, que de seguro así lo entenderemos mejor».
Durante la vista, los dos senadores estadounidenses que estaban aún despiertos y que sabían qué rayos era Puerto Rico intentaron usar medios tecnológicos para descifrar el testimonio de García Padilla en tiempo real. «Tengo una aplicación en mi teléfono que se supone que pueda detectar el idioma que se está hablando para luego traducirlo», explicó el senador Wyden, «pero cuando lo utilicé durante el testimonio del gobernador, el programita primero identificó el lenguaje como ‘drunk slurring‘, luego como ‘Swedish chef‘, y finalmente concluyó que era ‘WTF?!‘ antes de que el teléfono empezara a botar humo y estallara en llamas. ¡García Padilla me debe un Samsung Galaxy S4, y más vale que de ñapita tambien me compre un media noche en Kasalta!», sentenció el legislador.
Intentos de preguntarle a los maestros de inglés de Alejandro García Padilla si entendieron lo que su exalumno había dicho en el idioma de Shakespeare fueron infructuosos, dado que luego de escuchar la ponencia, todos ellos se suicidaron.