«Mira: yo esta vez llegué por Aguadilla y pasé los primeros días visitando la familia en Cabo Rojo. ¡Qué sueño es vivir ahí con esa playa al lado, mano! ¡Qué sueño!», se expresó Carlos Rosario, quien está en la Isla de visita. «Ya estaba como que maquinando cómo vivir por acá aunque fuera haciendo menos chavos, ¿vi’te? Pero a mala hora decidí ir a Viejo San Juan. Cuando voy por el expreso y el primer cabrón caquito me hace el corte de pastelillo en Buchanan… Mi madre, de momento todas las memorias de lo que me agita en este país me dieron de cantazo», confesó con un corazón roto.
«Me acordé de las filas en colecturía para comprar un jodí’o sello; de la doña imprudente atendiendo la única fila pa’l sello mientras siete tipos están detrás de ella leyendo los periódicos en vez de abrir otra fila; de los veintemil documentos que tengo que buscar para renovar la licencia expirada; del crical que se forma en todas la intersecciones y semáforos del país; de tener que poner el bastón en el carro donde sea que me estacione; del caquito mirándome mal en el mall pa’ probar que es más macho que yo; que no hay trabajo en lo que hago y si lo hay es en el área metro, que odio con todo mi corazón; que el show con más credibilidad noticiosa en la Isla es una jodía muñeca… ¿Cuándo es que me voy de nuevo?», se lamentó.
El Ñame recomienda a los puertorriqueños de visita en la Isla que para evitar este tipo de desaire, eviten el área metro, no salgan de la playa y apaguen el televisor y la radio durante su visita.