«¡Eso fue pille!», exclamó iracundo Don Felipe Rivera. «Yo vi esa carrera y a ese pobre muchachito le metieron un fracatán de obstáculos en la pista, al punto que él se vio obligado a saltarlos toditos para evitar tropezarse y romperse la crisma. ¡A los boricuas siempre nos tiran a mondongo!». Igual opinó Doña Maritza Fernández: «¡A que a Michael Phelps no le ponen vallas en la piscina mientras nada, ¿verdad que no?! Si no fuera por todos esos obstáculos, no me cabe la menor duda que Javier le hubiera comido el Culson a los demás competidores», concluyó Doña Maritza con una guiñadita zalamera, creyéndose que se inventó ese chistecito.
Aunque algo decepcionado de sí mismo por no haber podido traer la medalla de oro a la Isla, el corredor aseguró: «Por más que desee que las cosas hayan sucedido de una manera diferente, tengo bien presente que no me puedo pugilatear por lo que puedan decir personas que no han ganado ni un certificado de participación en un field day. Además, ¡mejor es ganar bronce que cobre, porque si no cuando regrese a la Isla capaz que algún caco me robe la medalla como hacen con el alambrado eléctrico!».