El desfile de atletas de las Olimpiadas 2012 en Londres fue un verdadero «who’s who» de los mejores deportistas del planeta, aunque para muchos espectadores fue más bien un «where the fuck is that» de los países participantes. Muchos televidentes alrededor del mundo estaban indecisos entre si algunos de esas naciones eran inventadas, o si era que la mayoría de las personas en su perra vida se han sentado a estudiar un mapamundi y por eso apenas conocen los nombres de países que no se la pasan metidos en guerras internacionales o que están repletos de gente oscurita.
«Algunos de esas naciones parecían más bien nombres de enfermedades», declaró el urólogo Juan Paredes. «‘Eritrea‘ suena a algún tipo de dolorosa infección urinaria, ‘Comoras‘ suena a una inflamación testicular, y ‘Micronesia‘ suena a aquella disfunción sexual que aqueja a José Raúl Arriaga. Para mí que esos países no existen y los pusieron a desfilar como broma. Digo, la otra opción es que yo no sé tres carajos de geografía, pero eso claramente no puede ser cierto porque yo vengo de una familia de chavos y estudié en colegio privado, jelou».
Luisa Jiménez encontró igualmente sospechosa la procedencia de alguno equipos olímpicos: «¿Tú me quieres decir a mí que hay países llamados ‘Kazajistán‘, ‘Kirguistán‘ y ‘Tayikistán‘? A mí me güele que unos títeres se inspiraron en Borat y se inventaron esos nombres porque saben que si le pones ‘stán’ al final de una palabra, suena a país del Medio Oriente. Ah, pues bien: ¡espérenme, que en el 2016 voy a desfilar espechugá’ de lo más campante mientras encabezo la delegación de ‘Akieskestán’!».
«¡No puede ser que todos esos países que desfilaron existan de verdad!», exclamó desesperadamente Elizabeth Cardona. «Cuando empecé a ver algunos de esos nombres, pensé: ‘Pérate: ‘Mauricio‘ se llama un primo mío; ‘Montenegro‘ suena a malo de novela mexicana; y ‘Madagascar‘ es la película de muñequitos que mis nenes acaban de ver’. ¿Es cierto que esas naciones existen, y yo, siendo una adulta educada, no lo sabía? O sea, ¿puede alguien llegar a ser así de bruto sin llamarse ‘Maripily’?», se preguntó Elizabeth con quebranto.