La ley, firmada por el gobernador Luis Fortuño para lamerle el ojo a la comunidad evangélica por enésima vez, declara que cualquier institución religiosa estará exenta de pagar el IVU si se trata de ventas al detal, recaudaciones para sus obras, mejoras a planta física o actividades relacionadas con su ministerio; «o sea, esencialmente todo, a menos que su contable sea el más inepto del planeta», en palabras del Gobernador. Esta inusitada generosidad fiscal por parte de Hacienda ha propulsado a que millones de puertorriqueños monten su propia organización religiosa, «porque si en algo creemos firmemente es que no queremos pagar ni un solo chavo más de impuestos».
Según Kenneth McClintock, Secretario de Estado, estas millones de nuevas instituciones religiosas que se han formado en los últimos días demuestran que el puertorriqueño está «lleno de fe», aunque observadores imparciales opinan que lo que demuestran es que el puertorriqueño está «lleno de jaibería». «Nunca antes el movimiento religioso en nuestra Isla había tenido tanto auge», aseguró McClintock con asombro, «y eso es tremendo, ¡porque mira que nuestra administración le ha estado dando las nalgas a los evangélicos a lo largo de este cuatrienio! ¡Al fin tanta chupa’era de medias rendirá fruto!».
Examinando la lista de nuevas iglesias en Puerto Rico se encuentran, entre otras: «Los Testigos de Jovanni» (fundada por Jovanni Rivera), «Los Clarismáticos» (fundada por Clara Martínez) y la menos inspirada «Iglesia de Doña Chencha» (fundada por Doña Josefa «Chencha» Rodríguez). «Sin duda algunas de estas nuevas denominaciones tienen nombres algo extraños», admitió McClintock mientras revisaba el listado, «como una que se llama ‘La Iglesia de los Satos de los Últimos Días’ (también conocida como ‘Los Morones’); otra se inscribió como ‘La Iglesia Pestecostal’; y otra se hace llamar dizque ‘La Iglesia de Ciencia Cristiana’ –aunque con ese nombre tan pelón tiene que ser de embuste, porque eso de ‘ciencia cristiana’ es un oxímoron. ¡Seguro algún títere nos está trolleando!», exclamó el Secretario de Estado manifestando un sorprendente dominio de geek-speak. «Lo importante de todo esto es que hemos demostrado que aquí en Puerto Rico cualquier religión es respetada… ¡después que sea cristiana, claro está!».
Para ser consideradas para la nueva exención contributiva, todas estas instituciones tuvieron que someter documentación que explicara su doctrina religiosa y sus artículos de fe. «Si lo único que tengo que hacer para que me dejen de cobrar el IVU es llenar un trapo de formulario y conseguir un sello de pago en Colecturía, lo hago tranquiléin: ¡tú solo dime dónde firmo!», declaró Luis «Güillito» Méndez, fundador de la iglesia «Fuente de Aguavivas» la cual, según su declaración de fe, le rinde culto a las aguavivas «y a cualquier otro invertebrado marítimo gelatinoso». Por otra parte, Katie Travolta, representante de la Cienciología en Puerto Rico, lamentó que «ahora cualquier loco con una idea a medio cocinar pueda autodeclararse una iglesia solo para lograr beneficios pecuniarios, quitándole así prestigio a las verdaderas instituciones de fe en la Isla».
Martín Serrano, autodenominado pastor de la Quingentésima Iglesia Bautista de Puerto Nuevo, explicó que «si alguien de la calaña de la ‘Apóstol’ Wanda Rolón puede predicar dizque la ‘palabra del Señor’ pareciendo una Valley Girl oxigenada que guía un carrito del año, y encima de eso gozar de exenciones contributivas… ¿por qué yo no, que no me meto en los asuntos de nadie y no fomento el odio y el discrimen? ¡Que venga ese guiso, que la casa pastoral –o sea, mi casa– necesita otro televisor plasma de sesenta pulgadas!».