Palin, quien recientemente fue coanimadora del Today Show porque aparentemente NBC no recibió el memo de que a nadie le importa la vida de la exgobernadora, famosamente fue incapaz de responder la presuntamente sencilla pregunta que le hiciera la reportera Katie Couric sobre qué periódicos la candidata leía para mantenerse informada. Esto solo añadió leña al fuego sobre las imputaciones acerca de la curiosidad intelectual nula de Palin, lo cual eventualmente la motivó a «intentar esto que le llaman ‘leer’, que para mí honestamente es algo foráneo», confesó, para la sorpresa de nadie.
«Durante mi vida política no he tenido que leer mucho», admitió Palin. «O sea, ya soy linda, así que la gente me presta atención aunque lo que diga sean las idioteces más grandes del mundo», aseguró, probado su punto instantáneamente. «Para decir frases populistas, criticarle a Obama y a los demócratas hasta los suspiros, y hacerme la víctima cada vez que alguien me critica a mí, no hace falta leer. Francamente, ¡apenas hace falta pensar!».
La exgobernadora confesó que su experimento con la lectura duró poco: «Cogí un libro (ya ni recuerdo cuál) y empecé a leerlo… ¡y tenía tantas palabras y tan pocas ilustraciones! Luego traté un ‘periódico’, una de esas vainas con letras chiquitas y fotos en blanco y negro, que usan un chorro de palabras que yo ni conozco — que si ‘déficit’, ‘presupuesto’, y ‘ecuanimidad’. De más está decir que me enzorré en menos de cinco minutos y prendí el televisor a ver qué verdad indiscutible estaban diciendo en Fox News», explicó la también comentarista de Fox News.
Palin concluyó: «Miren: esto de leer no es lo mío, ni es lo de muchos otros americanos que no tienen tiempo para tratar de ‘aprender hechos’, ‘escuchar argumentos’ o ‘llegar a sus propias conclusiones’. Es mucho más fácil ver un canal de noticias que piense como tú que te diga qué pensar y en qué creer, y San Seacabó — ¡o quizás un marido que te conteste las preguntas que te hagan! ¿Para qué pasar trabajo leyendo y aprendiendo y razonando?», preguntó retóricamente la mujer que espeluznantemente pudo haber estado a un paso de la presidencia. «¡Eso dejémoselo a los demócratas elitistas y a la gente fea!».