El Superintendente insistió que la matanza ocurrida en el Club Gallístico de Guaynabo la semana pasada fue simplemente «un incidente donde hay múltiples víctimas» (donde aparentemente las «múltiples víctimas» no fueron las suficientes para llegar a nivel de «masacre»). «¿Cómo va a ser que tres trapos de muertos eleven ese crimen a ‘masacre’?», preguntó asombrado Pesquera. «Digo, no que yo sepa mucho de lo que ha sucedido en la Isla desde que me fui hace 14 años, pero por lo que tengo entendido, tres asesinatos se podría considerar como ‘un día tranquiléin en la Baldorioty’. ¡No vengan ahora a hacérseme los más ‘drama queens‘, por el amor de Dios!», rogó.
Pesquera aseguró que sabe cuando los criminales puertorriqueños le meten empeño y de verdad tratan de lucirse, logran establecer macabras escenas del crimen con mucho más que tres víctimas. «Para que hablemos de ‘masacre’ yo querría ver casquillos de balas de metralletas por todo el suelo, gatilleros disparando indiscriminadamente desde alguna azotea, y decenas de cadáveres de gangueros cubriendo la calle», citó como ejemplo el jefe policiaco. «¡Por Dios, si hasta la mentada ‘Masacre de Ponce‘ en el 1937 estuvo media charra, y en esa al menos murieron 19 personas!».
El Superintendente adviritó que está en el proceso de revisar las definiciones de otros crímenes para que la gravedad de su nombre sea más cónsona con la realidad boricua actual. «Por ejemplo, solo consideraremos un ‘carjacking‘ si el carro hurtado es caro o si la víctima es un legislador o panita de algún político que esté bien trepa’o. Por el contrario, si lo que se roban es una carcachita del año de las guácaras o un limón que apenas corre, lo catalogaremos como ‘remoción involuntaria de chatarra’ o ‘hurto de fruta ambulante’. Y para que un atraco cuente como ‘asalto a mano armada’, más vale que haya una Uzi envuelta en el asunto, porque de otro modo lo consideraremos una ‘petición encarecida de préstamo sin devolución'».
En conclusión, Pesquera instó a la ciudadanía a no preocuparse por «matancillas de poca monta» como la de la gallera guaynabense, «porque si se me van a hacer un ocho cada vez que en una escena del crimen haya tres trapos de víctimas, van a estar poniendo el grito en el cielo todos los días».