El artista fue hospitalizado a finales de octubre tras haber contraído una infección bacterial mientras hacía jardinería en su castillo en Argentina. Luego de una intervención quirúrgica y varias semanas de recuperación, fuentes fideindignas comenzaron a reportar que el cantante había pasado a mejor vida, y su fanaticada se convenció que habían perdido a su ídolo — incluso sobre las protestas de este. El presidente del Club de Fanáticos de Wilkins declaró: «Ni siquiera las palabras del mismísimo Wilkins podrán sosegar la pena que sentimos de haberlo perdido para siempre. Tendremos que contentarnos con haber asistido a su último concierto de despedida — ¡el cual evidentemente sí fue el último, por fin!».
«¡Esto es inaudito!», tronó furibundo el intérprete de «Sopa de caracol». «Algún chismoso empieza a regar chismes de que me morí, y ahora no hay diablo que pueda convencer a mis seguidores que ese no es el caso». Para desmentir la presunta falsedad, Wilkins escribió en su perfil de Facebook el siguiente mensaje: «Mi gente: Sigo aquí entre ustedes, mayormente por sus oraciones, y quizás un poquito por la pericia de mis médicos. ¡Gracias por su apoyo!». Sin embargo, los comentarios que sus seguidores hicieron a ese mismo mensaje fueron: «Wilkins: ¡nunca te olvidaremos!»; «Tu muerte me ha enseñado cómo no creen en Dios»; y «Eres y serás siempre mi rockmántico favorito. QEPD».
«Pateco, ¿¡por qué te llevaste a Wilkins!?», lloró inconsolablemente una fanática del legendario cantautor mientras leía los últimos mensajes que él había puesto en su propia página de Facebook con el propósito de dar fe de su ininterrumpida existencia. «Mientras más leo los mensajes que salen aquí, que si: ‘¡La operación fue un éxito!’; ‘Les digo, mi gente: no me he muerto todavía’; y ‘¡Que todavía estoy vivo, coño!’, más me convenzo que hemos perdido a nuestro ídolo para siempre. ¿Por qué te nos fuiste tan temprano, Wilkins?», preguntó ella en un mensaje electrónico a la cuenta del artista, recibiendo inmediatamente la siguiente respuesta: «¡Al único sitio adonde fui temprano hoy fue al baño!».
Wilkins incluso hizo acto de presencia en la ceremonia fúnebre que organizó su fanaticada, y cuando se subió al altar y gritó: «¿Ven? ¡Estoy vivo!», los presentes simplemente lo miraron con ojos aguados y le replicaron llorosos: «No, no lo estás» y continuaron celebrando las exequias. Resignado, el artista se fue de la actividad declarando: «Bueno, qué rayos: ¡al menos ahora la gente volverá a comprar mis discos de nuevo!».