El descontento de los agentes de la ley el orden se debe a que el ajuste salarial que el Gobierno anunció recientemente no responde a las promesas de aumento que les había hecho la Administración. Por el contrario, para muchos policías el aumento fue insignficante, y para otros incluso resultó en una disminución salarial. Claro está, también hubo quienes recibieron un aumento desproporcionado, «pero eso al menos es de esperarse, porque amiguismos en el gobierno siempre los habrá — ¡y por lo menos todos tenemos la posibilidad de hacernos panitas de alguien que esté trepa’o allá arriba y así emparejar la cosa!».
«Nos bregaron bien cajita de pollo», imputó Lázaro Colón, portavoz del Frente Unido de Policías Organizados (FUPO). «Nos habían dicho que nos iban a aumentar el salario, y mira con lo que nos vienen. Es por eso que estamos haciendo una huelga de brazos caídos y queremos organizarnos para hacer una marchita de protesta bien chulin-snaquin como las que hacen los chamaquitos de la Iupi a la menor provocación. Sí, sabemos que es algo insólito que la Policía esté pidiéndole ayuda a los mismos estudiantes que otrora rociáramos con gas pimienta», adelantó Colón, curándose en salud, «¡pero esperamos que estos muchachos no sean rencorosos y nos ayuden a joderle la pita al mismo Gobierno cuyas órdenes seguíamos cuando les entramos a macanazos!».
Felipe Ruiz, uno de los líderes de las protestas estudiantiles, explicó: «Claro que mi primer instinto fue mandar a los policías pa’ buen sitio, y simplemente ofrecerles si querían que les echáramos pepper spray en la cara a ellos durante su manifestación para que tuvieran una experiencia de protesta auténtica. Pero me puse a pensar, y al final de cuentas la misma partida de mentirosos intransigentes en el Gobierno que ordenaron a los guardias a caernos encima a nosotros son los mismos que ahora estan clavándoselos a ellos. Podría ser mezquino y disfrutar del karma del universo… ¡pero prefiero aprovechar la ocasión para fastidiar más a esta administración!».
En efecto, las organizaciones estudiantiles se prestaron para enseñarle al cuerpo castrense «cómo escribir pancartas con mensajes sucintos y contundentes; cómo componer estribillos de protesta sencillos pero pegajosos; y cómo obstruir las vías de acceso hasta que al Gobierno no le quede más remedio que hacerles caso — ¡bueno, o al menos tirarles docenas de guardias bravucones encima!». «De hecho», musitó Ruiz, «si los que están protestando son los policías mismos, le auguro muchísimo éxito a esta manifestación. O sea, con un chorro de universitarios desarmados y sin entrenamiento se mete cualquiera, pero, ¿quién se va a poner guapo con docenas de guardias armados y adiestrados en el uso de violencia?».