El proyecto del gasoducto del norte (denominado «Vía Verde» por esta administración para que la gente se olvide que es un gasoducto que pasa por el norte) había sido tentativamente avalado por la EPA en el verano. Sin embargo, recientemente la agencia dio un revés al darse cuenta que el plan de mitigación del impacto ambiental era «inadecuado» (seguramente porque, con su pobre dominio del español, sus funcionarios no sabían que existía palabras más precisas para describirlo, tales como «mierdoso», «gulembo» y «chipitrónix»).
Al enterarse de la decisión de la agencia federal, el Gobernador indicó que «los funcionarios de la EPA que no quieren que la Vía Verde eche pa’lante tienen que ser unos barbú’s y pelú’s revoltosos como esos universitarios que no querían pagar la cuota que les espetamos. ¡Es la única opción! Si estos funcionarios fueran hombres de estado maduros y serios como yo, usarían traje y corbata, estarían siempre bien afeitaditos, y no se meterían con los proyectos de mi gobierno. Es más, no me extrañaría que si nos diéramos una vueltecita por las oficinas de la EPA, los veríamos a todos usando boinitas y camisetas de Albizu Campos y hediendo a pacholí y a falta de baño».
«Sé que de primera instancia les debe parecer extraño que yo, siendo estadista, esté tirándole a los funcionarios de una agencia federal», explicó el primer mandatario. «Sin embargo, les recuerdo que además de estadista yo soy republicano, y como tal es perfectamente aceptable (¡y muchos dirían que necesario!) tenerle antipatía a la EPA y a cualquier otra agencia federal que se preocupe más por el bienestar del público que del de las empresas privadas. Digo, ¡a menos que sea pa’ mandarle chavos a la Isla, claro está!», aclaró Fortuño.
El Gobernador tampoco descartó que hubiera motivaciones políticas detrás de la reciente decisión. «Después de todo, los altos funcionarios de la EPA le responden al demócrata socialista musulmanoide Barack Hussein Obama, quien de seguro no perdería la ocasión de aguarle la fiesta a un exitoso y admirado republicano como lo es este servidor», conjeturó modestamente Fortuño, sin darse cuenta que en la esfera federal a nadie le vale madre lo que suceda en una colonia tercermundista llena de hispanoparlantes marrones.