Según la información promocional del producto, «el iMe 4S-X 3000 Plus es del tamaño de un tablet (aunque es más pesado y la pantalla es más chica), recibe (pero no hace) llamadas (y solo de números que acaban en 5), y toca música digital (aunque solo si la canción dura menos de dos minutos y es en ritmo de ranchera)». Habiendo dicho todo esto, el documento aclara que «el iMe no es una mezcla incestuosa de un iPad, un iPhone y un iPod: ¡es algo completa y absolutamente original que diseñamos sin la ayuda de Steve Jobs!». La descripción del producto explica que Apple se inventó una nueva banda de telecomunicaciones llamada «4S-X»; un análisis profundo de sus detalles técnicos, sin embargo, reveló que se trata simplemente de la existente banda «4S», pero con nuevo nombre. «Todos sabemos que los productos suenan más cool cuando sus nombres contienen una ‘X'», explica el documento promocional, «¡si también casi contienen la palabra ‘SEX’, mejor todavía!».
Abundando sobre las restricciones del 4S-X 3000 Plus, la documentación explica que «su procesador es tan rápido que requiere ser enfriado con agua y por ende debe estar todo el tiempo conectado a la tubería del hogar. Su abanico de enfriamiento produce tanto ruido que el usuario debe utilizar audífonos que cancelan el sonido externo para evitar pérdida de audición. Su pantalla es tan poderosa que genera un nuevo espectro de radiación invisible que derrite paulatinamente la retina, y por eso viene con unas gafas protectoras que deben usarse a todo momento. Finalmente, el usuario podría quedar estéril si usa el aparato por más de media hora al día», aunque el documento asegura que esta última advertencia no es tan importante «porque las posibilidades que un usuario del iMe esté teniendo sexo son bastante ínfimas».
Apple diseñó, probó y fabricó el iMe 4S-X 3000 Plus en menos de una semana porque entiende que «es importante, en este crucial momento en nuestra historia, que nuestra compañía le demuestre a nuestros clientes y accionistas que somos capaces de desarrollar innovadores productos sin estar bajo la supervisión de Steve Jobs (que Dios lo tenga en su iCloud)». Sin embargo, los abogados de la compañia impusieron la condición de que antes de poder usar el aparato, los usuarios tendrán que firmar un afidávit que reza que no demandarán «no importa qué daño físico o emocional sufran mientras gocen de esta oportunidad excepcional de utilizar uno de los excelentes y para nada careros productos de Apple».
«Tenemos ya trenticinco mil preventas del iMe», se jactó Tim Cook, CEO de Apple, «¡y eso fue antes de anunciar de qué se trataba y cuánto costaría! Sin duda alguna, ahora que revelamos el nombre y las funcionalidades de nuestra creación, nuestros fanáticos estarán haciendo fila a la vuelta redonda con tal de ser de los primeros en obtenerlo. Como ven, no necesitamos a Steve [Jobs] para crear productos vanguardistas y de calidad. ¡Nos basta y sobra solo con la ingenuidad de nuestro equipo de ingenieros y con la destreza y rapidez de esas pequeñitas manitas de nuestros manufactureros en China!», exclamó Cook con convicción.