La tormenta Paula, quien por varios días había estado bajo la cuidadosa observación de centros metereológicos durante su trayecto hacia la Isla, ya ha dejado de existir, según confirmaron informes basados en imágenes de satélite. Fuentes allegadas al fenómeno atmosférico han confirmado que Paula no pudo soportar ver las pobrísimas condiciones en las cuales muchos puertorriqueños están viviendo hoy día, y la tristeza fue tal que ella optó por terminar con su propia vida. «Es muy triste cuando esto sucede», se lamentó el sistema post tropical Ofelia precipitando amargamente, «pero este desenlace se veía a leguas: después de todo, Paula ya estaba en estado de depresión».
El sistema climatológico dejó una carta suicida en la cual detallaba el porqué de su fatal decisión: «Yo creía estar deprimida antes de llegar a las costas de Puerto Rico, pero lo que vi ahí simplemente me confirmó que no podía seguir existiendo. Gente desempleada que ni botándola se acaba (¡aunque irónicamente, botándola fue que se creó!), niveles generalizados de pobreza, y una infraestructura destruida que el paso de nosotras las tormentas solo ha terminado de fastidiar. ¿Para qué seguir lloviendo sobre mojado, literalmente hablando? Creo que este es el momento para desorganizarme, detener la circulación de los vientos en mi superficie y desbandarme a plazos cómodos, evitando así seguir haciéndole daño a esta pobre gente. ¡Adiós, mundo cruel!», se despidió con su último aliento.
El radar Super Doppler Max confirmó el desvanecimiento del sistema, y expertos en el estudio de patrones climatológicos confirmaron que el cono de incertidumbre de la depresión tropical Paula se había reducido a nada. «Nunca antes habíamos visto algo así», confesó con voz trémula Ryan Spaulding, director del Centro de Estudios Climatológicos del Caribe. «En un momento dado ahí estaba Paula: activa, saludable, en constante movimiento; y apenas unos instantes después, había desaparecido para siempre. El día le llega a todos los fenómenos atmosféricos, claro está, pero es siempre triste cuando uno se nos va antes de tiempo. Esperamos que este penible desenlace le sirva de aliciente al pueblo puertorriqueño pa’ que eche pa’lante, evitando así que otros sistemas climatológicos en estado de depresión también se suiciden al ver tanta miseria junta».
Por su parte, miles de puertorriqueños manifestaron sentirse aliviados que la tormenta prefiriera suicidarse que pasarle por encima a la Isla: «Ya bastante chavados que estamos con los aguaceros que hemos tenido esta temporada de huracanes: no necesitábamos otro más. Aunque si las tormentas que se aproximan a Puerto Rico nos permiten una sugerencia, en vez de desbandarse completamente, mejor redúzcanse de tamaño y lluévanle encima solamente a La Fortaleza y al Capitolio pa’ que se les vaya la luz y el agua a ellos también. ¡Quizás entonces entiendan lo que estamos pasando el resto de los boricuas y le pongan más empeño al asunto de arreglar la situación que estamos viviendo!».