A pesar de que el asesino, Joshua Torres Acevedo, admitió que mató a su supuesto amigo Alejandro Torres Torres luego que este le hiciera un avance sexual indeseado (así revelándole su orientación sexual), el policía a cargo de la investigación no vio en ello un ángulo para crimen de odio. «El acusado no lo mató por ser gay, sino por insistirle al momento de hacerle un acercamiento sexual. A mí no me cabe la menor duda que si una muchacha feíta y gordita le hubiera hecho un acercamiento sexual similar al acusado, él la hubiera acuchillado de igual manera». Al increparle al oficial si ese tipo de actitud no le suena a decir tácitamente que la víctima «se la buscó» por estar haciéndole acercamientos sexuales a otros hombres, este respondió: «Sí, me suena».
Por su parte, el fiscal a cargo del caso concordó con la Policía, diciendo que «es la política de esta oficina básicamente hacernos de la vista larga en estos casos y no aplicar el agravante de crímenes de odio — ¡a menos que el mismo acusado nos pida que lo hagamos, claro está!». Al preguntarle por qué no solían someter el agravante en casos similares a este, el fiscal aclaró: «Primero que nada, no sé si se han fijado pero incluso el Presidente del Senado se la pasa diciendo que los homosexuales son ‘personas torcidas’: nosotros simplemente estamos actuando cónsonamente con las políticas de nuestro propio Gobierno. Segundo, eso suena a que me haría pasar más trabajo, y pa’ lo que me pagan, ¡no vale la pena!».
El fiscal concluyó: «Al menos hasta la fecha ninguno de los acusados en los dieciocho casos de asesinato de personas homosexuales en el último año y medio nos ha exigido que le añadamos el agravante de crimen de odio a su delito… ¡pero estoy seguro que el día que eso pase, buscaremos alguna otra excusa barata para no hacerlo ni siquiera en esas circunstancias!».