«La comida estuvo buena, y hasta el flan que se veía más jincho que un gringo de Wisconsin estaba rico a la hora de meterle el diente», aseguró El Rata, quien fue a la actividad «para josear desayuno», pero se quedó «para josear almuerzo». «En realidad lo único que no comí fue yogurt, porque lo repartieron justo antes del panel del ‘Yo Humorístico’ y a esas alturas ya no necesitaba ninguna ayuda para aligerar mi proceso digestivo, if you get my drift«, aseguró con una guiñada zalamera, mientras que desgraciadamente todo el mundo entendía su drift.
El vil roedor participó junto a Nerdote del blog ESOEZ y tres de los chicos de MechaHumano en el último panel de la tarde, titulado el «Yo Humorístico» (aunque para muchos también pudo haberse llamado el «Ya Cállense Para Que Acaben De Rifar Las Dichosas Laptops»). La luz se fue en un momento durante el panel a causa de la tormenta eléctrica que azotó el área, pero muchos opinaron que en realidad se trataba del «espíritu chocarrero de Mirta de Perales prendiendo y apagando luces para que dejaran ya de tripiársela».
Oscar Marrano también se supone que haya asistido al BloggerCon, pero él cuenta que al verlo acercarse al local, un conserje le dio un manguerazo para ahuyentarlo, diciendo que «lo menos que necesitaba la actividad era un lechón acabándole la comida a medio mundo». «N’hombe no, ya no dejan a un pobre marrano comer en paz», se quejó Oscar en las afueras del salón de actividades mientras su solidario colega lo saludaba desde adentro con una sonrisa burlona. «Pero si yo le dije a José [Hernández Falcón, organizador de la actividad] que esta vez solo me comería tres bandejas de comida. ¡Eso les dejaba con una bandeja para las otras 200 personas que vinieron! El año que viene me disfrazo de Cangrimán, a ver quién va a salvar de mí la pechuga de pollo esa», concluyó disgustado.
El Rata quiso expresar su agradecimiento a los organizadores de la actividad por invitar a El Ñame a participar, y manifestó su alegría de haber podido hablar y compartir con otros bloguer@s del patio y en especial con varios lectores quienes, atraídos por la oferta de pins gratuitos, se sobrepusieron al bochorno de admitir que leen El Ñame y se acercaron a saludar al vil roedor. «Quizás creían que por cinco pins de El Ñame les darían uno de La Cabeza de Christian», supuso, «pero de todos modos, en serio gracias por ser tan buenagente con esta rata maicera. Y los que tengan un pin nuestro, atesórenlo, que solo hay 49 más como ese — ¡desgraciadamente, ninguno vale na’!».