«Fue una gran sorpresa para nosotros cuando hallamos este esqueleto de un hombre de la Edad de Cobre enterrado como si fuera una mujer», explicó Kamila Remisova Vesinova, la arqueóloga a cargo de la expedición. «Los rituales fúnebres eran claros: si eras hombre, te enterraban con armas y martillos; y si eras mujer te enterraban con vasijas y prendas — ¡en aquellos entonces no había ridiculeces como Muertos Para’os o Muertos en Motora!». La condición de la tumba del esqueleto hallado hicieron que la arqueóloga llegara a la conclusión de que el fenecido era homosexual o transexual — «o al menos un hombre considerado metrosexual de clavo pasa’o porque no hedía a chivo y porque usaba las pieles más fabulosas de la tribu».
El sorpresivo hallazgo fue seguido casi inmediatamente por el descubrimiento de otra tumba en la cual, según Vesinova, yace lo que se podría considerar «el primer conservador homofóbico de la prehistoria». Al lado del segundo esqueleto se hallaban tabletas con pictografías que expertos han traducido a las siguientes frases: «¡El matrimonio es solo entre un hombre y cuantas mujeres él pueda garrotear!»; «¡El Dios Sol y la Diosa Luna aborrecen la homosexualidad!»; y un elocuente graffiti que rezaba simplemente «THROGG PATO».
Vesinova teorizó que el segundo fósil «se dedicó a hacerle la vida imposible al primer homosexual (cuyo nombre aparentemente era Throgg), insistiendo que su estilo de vida era abominable porque iba en contra de los deseos de las deidades du jour, y que por ende él no merecía los mismos derechos que los otros cavernícolas. Este hallazgo es sumamente importante para la antropología», puntualizó la arqueóloga, «porque nos deja ver exactamente cuánto ha progresado la Humanidad desde el año 2500 a. C.».