«¡Gracias, Primera Hora, por su periodismo de calidad de siempre!», exclamó Martínez con algarabía. «Ese importantísimo estudio sobre el tamaño de los penes en los distintos países que publicaron la semana pasada me hizo el día: saber que al mío le quedan aún par de pulgadas más por crecer me llenó de esperanza». Martínez, al igual que muchos otros boricuas que sufren de micropenia, recibieron con beneplácito la noticia que se supone que sus miembros sean más grandes: «¡Yo solo sé que de Puerto Rico yo no me mudo hasta que el mío llegue a esas 6.3 pulgadas que me vaticinó el estudio!».
El reportaje colocó a Puerto Rico en la posición número 18 en cuanto al tamaño penil a nivel mundial, e incluyó un humillante mapa que le asignaba colores a los diferentes países según su tamaño. Entre los más desventajados (designados con un color rosita medio mariposón) figuraban países orientales tales como Japón, China e India, lo cual explica por qué estos últimos tuvieron que inventarse el Kama Sutra para poder competir con amantes de naciones más dotadas. Sin embargo, los puertorriqueños parecen estar en la delantera en todo el ámbito de la proeza sexual, dado que estos no solo cuentan con un miembro «Top 20«, sino que también son conocidos mundialmente por sus originales posiciones eróticas tales como: el cabrito en precipicio, la yegua ‘esbocá’, y el quimbombó apretado.
En el otro extremo, el estudio también reveló que Ecuador ocupaba el escaño número dos (con un promedio de 6.9 pulgadas), un hecho que sorprendió a muchos (sobre todo a las mujeres ecuatorianas). «¡Estos indiecietos chaparritos parece que se las traen!», exclamó Martínez con admiración acerca de sus hermanos ecuatorianos. «Por eso, luego que llegue a las 6.3 pulgadas aquí en la Isla, me voy a mudar a Ecuador, a ver si me entra lo Inca a mí también», aseguró, usando una expresión algo desafortunada. «Y me mudaría después al Congo, donde dice que lo tienen de 7.1 pulgadas, pero las mujeres alla no están tan ricas como las boricuas, y no querría malgastar mi nuevo maquinón en feostias cagalitrosas», explicó con un derroche de inocencia.
Al día siguiente Primera Hora continuó su «Semana del Pene» con un reportaje sobre cómo el tamaño del miembro boricua no garantizaba el placer a la hora del hacer el amor. Este terminó con la conclusión que «más vale pequeño y juguetón que grande y bobolón«, a lo que Martínez y millones de otros hombres boricuas ripostaron: «Sí, jelou, para tenerlo pequeño y bobolón, ¡pa’ eso mejor lo tengo grande y bobolón!».