«Yo ni sabía que la pega’era de cuernos era un delito», admitió un hombre que habló bajo condiciones de anonimato «porque si mi mujer se entera que estoy hablando del asunto, se va a poner a hacerme demasiadas preguntas». «Lo cierto es que ahora que lo sé no solo no va a importarme, sino que lo hará hasta más prohibido y caliente: ¡qué manera más placentera de violar la ley! ¡Es más, deja que se lo cuente a mi chill– secretaria, que estoy seguro que ella se lo va a tripear también!».
Por su parte, líderes religiosos avalaron las declaraciones del gobernador Luis Fortuño, quien dictaminó que no entiende por qué habría que remover la infidelidad marital del Código Penal. «Es OB-vio que el adulterio debe ser un crimen», opinó el reverendo Manuel Cabral. «¿Qué sería de nuestro país sin que se codifiquen todos los dictámenes del cristianismo en nuestro Código Penal? ¡Como es harto sabido, nuestras leyes provienen todas de los Diez Mandamientos!», exclamó con certeza el religioso, sin apuntar cuál es la pena por no amar a Dios sobre todas las cosas, por no santificar el día del Señor, o por levantar falsos testimonios (sobre todo cuando la pena máxima por esta ultima infracción parece ser salir electo Gobernador).
En temas relacionados, para aprovechar esta determinación de la Legislatura de dejar en pie la criminalización del adulterio, el motel Romantic Nightz lanzó el siguiente anuncio: «Si vas a violar la ley y la santidad de tu matrimonio este fin de semana, menciona nuestro especial ‘¡Mientras Más Ilegal Es, Más Rico Es!’ y te daremos un cuarto con bañera en forma de corazón a precio regular (desinfectante y antibióticos no incluidos)«.