«¡Yo dije que si me jalaban la lengua, iba a hablar largo y tendido!», exclamó triunfal De Castro Font luciendo un exquisito mameluco chinita tejido de la más fina fibra de saco. «Nadie se salva cuando yo digo ponerme a cantar: ¡hago lucir a Andrea Bocelli como si fuera Jerry Rivera con laringitis!». En efecto, el ex legislador le dio tantos nombres a los agentes del FBI que incluso le dio el tuyo y el de tu señora madre. «¡Sí, a ti mismito te chotié!», aseguró el cantante aficionado, apuntándote directamente a la cara mientras lees esta historia en algún tipo de aparato electrónico. «¡Ay, no vengas a hacerte ahora, con esa carita de yonofuí y expresión de inocencia!», te increpó De Castro Font mientras seguías leyendo este párrafo con una expresión de «WTF!?«. «Tú bien sabes que también estás envuelto en este embrollo, ¡al igual que la madre que te parió, quien no es más corrupta porque su apellido no es ‘McClintock‘!».
Por tu parte, respondiste con cara de completa sorpresa: «¿Cómo carajo se enteró Ñañito de mi movida bochornosa? ¡Pero si la puerta estaba cerrada! ¡Ya sabía yo que ese videíto iba a salirme caro!». Y luego, con gran consternación, añadiste: «¿¡Y cómo rayos sabe él que leo El Ñame!? ¡Eso yo no se lo he admitido a nadie!», exclamaste horrorizado, huyendo rápidamente antes de que te pesquen los federales o peor aún, que alguien te mangue leyendo este periodicucho de pacotilla.