San Juan, Puerto Rico – A escasos días de que la Cámara de Representantes aprobara la medida que redujera de 0.08% a 0.02% el máximo de alcohol en la sangre para los conductores, las cárceles de Puerto Rico se han abarrotado de choferes «ebrios». «¡Yo no entiendo qué hago aquí preso!», exclamó Valentín Márquez, un joven de 19 años que fuera arrestado por exceder por 0.01% el máximo legal de alcohol en la prueba de aliento. «¡Si yo lo que hice fue hacer gárgaras con Listerine antes de salir en una cita, y ahora me vienen con que estoy guiando borracho! ¡Borracho iba a guiar más tarde, sí, pero tan temprano en la noche no!». Otro ciudadano acabó igualmente arrestado por conducir bajo estado de embriaguez «por el simple hecho de que El Amolao me eructó en la cara: ¡eso na’ más bastó para que soplara más de 0.02% de alcohol!». Al increparle a la presidenta de la Cámara, Jenniffer González, por qué se aprobó la medida si ésta carece de evidencia científica que la sustente, González respondió que «reducir el máximo legal de alcohol en la sangre a un 25% de lo que era antes OB-viamente quiere decir que ahora sólo habrá un 25% de los accidentes por estado de embriaguez que había antes. ¡Con la matemática legislativa no se puede discutir!», aseguró rotundamente.
Aunque si la nueva medida conseguiría meter a José Aponte en la cárcel luego de un solo vasito de maví, ¡quizás valga la pena!