Burbank, California – El traspiés del presidente Barack Obama del jueves pasado, cuando fue huésped del programa «The Tonight Show with Jay Leno», provocó una ola de crítica cuando Obama comparó su paupérrima ejecutoria en el juego de boliche a las Olimpiadas Especiales. Al disculparse por el desacierto, Obama declaró que, al momento de cometer el desliz, estaba «siendo poseído en cuerpo y alma por el espíritu de [el vice presidente] Joe Biden«.
El presidente Obama en el programa de Jay Leno, en plena posesión bidenística
A pesar de que dicha historia suena algo descabellada, o dicho de una manera más coloquial, «bien pelona», la evidencia filmográfica del segmento del «Tonight Show» donde participó Obama parece sustentar su argumento. En el video se puede comprobar que está el Presidente hablando sobre lo malo que era jugando a los bolos, y al momento de decir que su juego de boliche era como si fuera de las Olimpiadas Especiales, su ojos parecen estar en un trance, y acto seguido, Obama sacude su cabeza como levantándose de un sueño, y mirando confusamente a su alrededor como si no pudiera comprender por qué acababa de decir lo que dijo. «Esto tuvo que ser obra de Biden», aseguró Obama. «Yo nunca me burlaría de esos nenitos retardados, porque son más fuertes de lo que parecen, y muerden duro».
Este atleta en las Olimpiadas Especiales le podría comer el culo a Obama en boliche
Obviamente hay muchos escépticos quienes sostienen que todo se trata de una treta del Partido Demócrata para evitar mancillar la hasta ahora incólume imagen de su presidente estrella. «Esto es claramente otra mentira más de los Demócratas», aseguró Ann Coulter, la acérbica comentarista ultra-conservadora quien se rumora es o la hija o la amante de Satanás (o quizás ambas cosas). «Todos sabemos que lo que pasa es que, de tanto pasar tiempo con Biden, a Obama se le han pegado sus malas mañas. Es claro que Biden es el viejito bocón y zafa’o que dice lo que está pensando sin detenerse a pensar (como Abuelo cuando se da dos o tres palos y empieza a cantarle las verdades a medio mundo); Obama poco a poco ha aprendido a seguir el mismo modus operandi de Biden: hablar primero, y pensar nunca».
Ann Coulter, desenmascarando las patrañas del Partido Demócrata por enésimo año consecutivo
Los portavoces de la Casa Blanca han asegurado que la teoría de proyección astral de Biden no es solamente correcta, sino «tan correcta que quien la desmienta ha de ser un vendepatria terrorista». Fuentes anónimas dentro de la administración de Obama aseguraron que fue precisamente la tendencia de Biden de hablar de más y decir barbaridades la razón por la cual lo escogieron como vice presidente: «Necesitábamos a alguien a quien echarle la culpa cuando Obama, inevitablemente, nos dejara ver que es un mortal tan falible como todos los demás y metiera la pata en alguna entrevista. ¿Qué mejor que tener a un chivo expiatorio al lado tuyo a quien achacarle tus barrabasadas?». Poco después de que ganaran las elecciones, casi no se ha visto o escuchado al Vice Presidente en ninguna entrevista: «Nosotros a Biden lo tenemos siempre amarradito con un collar en el sótano de la Casa Blanca, con un bozal puesto para evitar que nadie nos lo entreviste y él diga algún disparate. Desgraciadamente, acabamos de descubrir que puede proyectarse astralmente y nos puede causar problemas de todos modos, por lo cual tendremos que tomar las medidas adecuadas», sin precisar si dichas medidas consistían en mantenerlo sedado, o en ponerlo a ver telenovelas de Univisión todo el día para mantener su cerebro apagado.
Joe Biden al lado del presidente Obama, antes de que le pusieran el bozal
Luego de que Biden prometiera «portarse como un buen Vice Presidente», sus manejadores en la Casa Blanca accedieron a removerle temporeramente el bozal para que éste pudiera contestar algunas preguntas. «Pocas personas lo saben», admitió el Vice Presidente, «pero yo tengo que estar metiendo la pata constantemente, o si no, me muero… y si no hay cámaras grabándome cuando digo alguna barbaridad, tengo que recurrir a proyectarme astralmente y poseer el cuerpo de algún incauto para poder descargar mis instintos de torpeza oral. Sólo lamento que la víctima de mi último desliz haya sido mi querido presidente Obama, quien, como todo sabemos, es un santo que jamás y nunca diría nada insultante: es más, ¡la duda ofende!». Antes de que volvieran a ponerle el bozal, Biden exclamó, aprovechando su último momento de libertad: «¡Lo que quise decir fue que Obama juega boliche peor que una mujer!».