San Juan, República de Puerto Rico – A menos de una semana de que el Partido Popular Democrático (PPD) aprobara unánimemente una resolución para pedir que el estatus de Puerto Rico se discutiera ante la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), dicho cuerpo internacional invadió la Isla y, en cuestión de minutos, la liberó e independizó de los Estados Unidos.
Ban Ki-moon, el Secretario General de la ONU, expresó que «cuando vimos el caso tan contundente que hizo el PPD para que las Naciones Unidas intercedieran en este inhumano caso de opresión draconiana de parte del Imperio Estadounidense para con la isla de Puerto Rico, tuvimos que actuar de forma inmediata. Bueno, sé que nos tomó como casi una semana, pero créanme, considerando que es la ONU, eso fue casi instantáneo».
El Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, aprobando el uso de fuerza militar para liberar a Puerto Rico; detrás de él, un don ahí que de seguro no tiene un nombre tan cabrón como «Ban Ki-moon»
Ban Ki-moon, cuyo nombre está tan tripioso que no podemos parar de decirlo, continuó diciendo que «la Asamblea General decidió unánimemente que había que enviar a nuestras fuerzas especiales, mejor conocidas como los ‘cascos azules’, para que le dieran una catimba a los yanquis y tumbarles el kiosko que tenían montao en Puerto Rico. Olvídense ustedes de proteger a los civiles de las masacres en países africanos como Rwanda: Puerto Rico sí que necesita nuestra ayuda (y para serles francos, a nadie le importa lo que le pase a millones de negritos pobres en taparrabos, so, no biggie)».
La temida y sanguinaria fuerza militar de los «cascos azules», preparándose en el estacionamiento de Plaza Las Américas para comerle los dulces a los gringos
El Gobernador Aníbal Acevedo Vilá, el autor intelectual de la resolución de su colectividad, se mostró sorprendido de que su petición surtiera efecto tan rápidamente. «O sea, yo no estaba buscando que independizaran a Puerto Rico, sólo que nos bregaran el caso a ver si nos dejaban guisar por nuestro la’o y poder comerciar más libremente, pero después que yo siga estando a cargo, mejor todavía, porque de ‘Gobernador’ me cambio el título a ‘Presidente’ y ya».
Aníbal Acevedo Vilá, primer Presidente de la República de Puerto Rico, haciendo su saludo marcial, junto a su consorte, Luisa «Piti» Gándara, quien ya está fantaseando cómo podrá mandar a encarcelar a quien quiera que le diga gorda
En efecto, a apenas horas de que la Isla inusitadamente lograra la autonomía, Acevedo Vilá se renombró «Presidente», y algunas horas más tarde, «Generalísimo». Encontrándose de repente siendo el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de Puerto Rico, no tardó en arrestar y «desaparecer» a decenas de sus opositores políticos, y en comisionar a que se hiciera una enorme estatua en su honor, que remplazará el «tótem telúrico» que actualmente afea la Plaza del Quinto Centenario en el Viejo San Juan, rompiendo récord en la conversión de «país democrático» a «dictadura tercermundista».
A la izquierda, el Generalísimo Aníbal Acevedo Vilá; a la derecha, una persona cuyo paradero es ahora desconocido y cuyo nombre, a decir verdad, no recordamos…
Por su parte, líderes independentistas se mostraron acongojados sobre este inesperado desenlace, suspirando con añoranza: «Ésta se supone que haya sido nuestra dictadura…»