San Juan, Puerto Rico – En un excelente reportaje, testimonio del periodismo investigativo serio que tanto lo caracteriza, El Nuevo Día informó en la tercera parte de su reportaje de la historia de la cárcel de Oso Blanco que los presos de la institución han avistado fantasmas dentro de los pasillos de la legendaria cárcel, aunque fuentes dentro del presidio aseguran que se trata en realidad de Pitufos asesinos.
El condenado a cadena perpetua Ángel Feliciano Hernández describió que «se han visto cosas extrañas aquí adentro: en la UTI hay un personaje que sale desde el calabozo hasta el área de control y ahí desaparece». Además aseguró que «hay unos cuantos guardias que se fueron pensionados por los nervios», debido a las apariciones extrañas dentro del penal, añadiendo: «y todos sabemos que no es que los guardias se pensionen por los nervios por cualquier pendejá’ con tal de sacarle chavos al Gobierno, así que sabemos que esto es en serio».
Ángel Feliciano Hernández, un adorable viejecito cumpliendo cadena perpetua y fuente de entero crédito en cuanto a las apariciones fantasmagóricas en Oso Blanco, cuya semejanza con Don Ramón el del Chavo del Ocho es, aunque desafortunada, puramente coincidental
Sin embargo, otras fuentes fidedignas nos informan que los fantasmas eran la menor de las preocupaciones de los presos en la década de los 80. «Cabrón, eran los Pitufos, cabrón», dijo José Enrique Medina, quien estuvo preso desde el 1982 hasta el 1986 en la cárcel. «Uno de los presos trajo unos peluchitos de los Pitufos para acordarse de su hijita, a quien le encantaban. Al otro día el tipo amaneció muerto, asfixiado con la almohada, y los peluchitos no estaban en ningún sitio. Más o menos ahí fue que empezaron a reportarse asesinatos de presos en Oso Blanco, y la prensa se lo achacó a los ‘escuadrones de la muerte’, pero nosotros sabíamos lo que había. Nosotros creíamos que lo de los Pitufos matando gente eran cuentos para meterle miedo a los nenes, pero cabrón, por mi madre, no son fantasmas lo que hay en Oso Blanco, son cabrones Pitufos, puñeta», aseguró un tembloroso José.
Los Pitufos, quienes sembraron el terror en la imaginación hiperactiva de niños de escuela elemental en la década de los ochenta, sembraron el terror también en la cárcel de Oso Blanco entre matones y guapos de barrio; aquí están seguramente rindiendo culto al Diablo
Le preguntamos a José si no serían a lo mejor los Cabbage Patch Kids, quienes también estuvieron bien activos sembrando el terror entre los niños durante los años 80, pero éste nos dijo que no. «Eran Pitufos. Yo los escuché cantando la cancioncita, tú sabes, el ‘laa laa lala la la lalalalalaaaa’. Hasta los guardias cogían la juyilanga. Yo dejé de rezarle a Dios: le rezaba a Gargamel, y creo que eso fue lo que me salvó», aseguró.
Gargamel, santo patrón de los presos en Oso Blanco durante el reino de terror de los Pitufos, acompañado de su gato Azrael