San Juan, Puerto Rico – Miles de personas que han sido cesanteadas durante los últimos años por la empresa privada y que todavía están en búsqueda de empleo no entendieron el porqué de la sorpresa y las lamentaciones por la primera ronda de despidos de empleados gubernamentales (afectando por ahora más bien los empleados transitorios), arguyendo que «en esta economía de mierda es impensable que alguien crea que tiene un trabajo asegurado, aunque [el gobernador Luis] Fortuño haya jurado y perjurado que al único que iba a botar era a [el ex gobernador Aníbal] Acevedo Vilá».
«En la empresa privada esto lleva pasando desde años, y por razones mucho más frívolas que esta ronda de despidos», aseguró Felipe Montel, a quien lo despidieron cuando su compañía no logró alcanzar el valor arbitrario al que algún analista en Wall Street dictó que las acciones de su empresa deberían llegar. «O sea, a mí no me botaron porque soy un ñemo que no hacía tres carajos todo el día, ni me botaron porque había diez personas más en mi oficina que podrían hacer mi trabajo sin problema alguno: me botaron porque algún güelebicho en Wall Street se sacó de la manga que en este trimestre nuestras acciones debieron terminar en $70.15, y sólo llegaron a $50.40… ¡a pesar de que aun así hicimos ganancias de millones largos de dólares! ¿Alguien podría encontrar una razón más totona que ésa para reducir personal? ¡A estos empleados gubernamentales al menos los están botando porque el erario está pela’o y no hay chavos para pagarle el salario a tanta gente! ¿Por qué arman tanto alboroto por ellos si nadie lloró por nosotros?».
«Quizás fue por culpa de uno de estos saramambiches que me botaron como bolsa», acusó Montel amargamente
Igualmente se expresó Félix Salgado, ex empleado de la farmacéutica Pfizer en Vega Baja, quien despotricó contra «el llantén y el crujir de dientes» entre los trabajadores de gobierno cesanteados: «¿Por qué pensarían ellos que sus trabajos serían los únicos absolutamente intocables en esta economía de mierda? Cuando hay cinco personas haciendo el trabajo de dos, claramente hay que empezar a cortar por ahí, ¿no? ¿Se supone que me dé pena que el Gobierno no haya podido encontrar la manera de seguir manteniendo abiertas todas esas placitas fabricadas? ¡Pues no se preocupen, que placitas de más hay en San Juan, para que se pasen el día allá jugando dominó y bebiendo cerveza!». Salgado se detuvo un momento y reflexionó: «Claro está, para ahorrar una gran cantidad de dinero, el Gobierno podría también determinar finalmente quitarle la dieta, los carros y los celulares a todos esos mojones mantenidos que tenemos en el Capitolio… ¡pero eso ya sería pedirle peras al olmo!».
Una placita en donde todavía hay espacio para más «trabajadores»
«Ay, sí, qué pena me da su caso», declaró sarcásticamente la ingeniera Antonia Angelino. «Yo me gradué del Colegio de Mayagüez con una Maestría en Ingeniería Industrial, y fui capataz en la Union Carbide hasta que la cerraron en los ochentas… ¡y desde ese entonces no he podido encontrar trabajo porque estoy sobrecualificada para cualquier otra plaza! ¡Ya quisiera ser yo una batata política a la cual le dieron un trabajito cualquiera en año electoral, y que al menos fuera capaz de encontrar trabajo en cualquier oficina de cualquier empresa en la Isla!». Angelino admitió que desgraciadamente muchos de los empleados gubernamentales despedidos serían buenos trabajadores que fueron escogidos por razones ajenas a su ejecutoria, y a éstos les sugirió que en el futuro deberían aprender a aplicar el concepto de mantenerse al tanto de para dónde se mueve la industria, y desarrollar nuevas destrezas que los mantengan siendo indispensables, «como por ejemplo, ser penepé, o tener fotos del jefe con la chilla».
La ingeniera Antonia Angelino, demostrando los conocimientos secretariales que adquirió en Ingeniería Industrial
Se rumora que los periódicos locales, conocidos por ser comedidos y mesurados en su cobertura, contrataron a Stephen King, el famoso escritor de novelas de horror, para que los ayudara a infundirle un ambiente macabro al lenguaje que usarían en sus reportajes. «¿Qué tal les parece ‘TERROR ENTRE LOS EMPLEADOS PÚBLICOS’ como titular de primera plana?», le preguntó el afamado autor al editor de Primera Hora, quien respondió con una satisfecha guiñada de aprobación. Se sospecha que los noticieros televisivos también seguirán este modelo de adscribirle un tono apocalíptico a una simple reducción de nómina gubernamental, dado que éstos le han hecho acercamientos a John Carpenter (el director de películas de terror como «Halloween» y «The Thing») para que dirija la cobertura de esta noticia. El director adelantó: «Mi estilo de dirección para este reportaje se podría describir como ‘In The Mouth of Madness’ meets ‘Village of the Damned’«, lo cual casi asegura que será una porquería aburrida y pretenciosa.
Espeluznante primera plana de Primera Hora que sin duda causó desmayos en muchos lectores