No es de conocimiento común que El Vaticano hace años mandó a construir una réplica robótica del Sumo Pontífice, la cual a veces se usa por razones de seguridad, dado que el actual papa rehúsa salir en carros blindados. «Es nuestra labor velar por la protección del Santo Padre», enfatizó Giuseppe Scarafaggio, jefe del equipo de seguridad del Vaticano. «El actual papa no quiere que lo pongamos en el Pope mobile de antaño, así que a veces nos vemos forzados a darle una pildorita para dormirlo y remplazarlo con un androide programado para imitarlo en todo, desde su infalibilidad en materias de doctrina católica hasta su adorable acentito porteño. Cuando nos enteramos de que Su Santidad tendría que estar en un cuarto encerra’o con la zahorria agarracuchis que es el Donald Trump ese, decidimos que era hora de activar el PapaPacotrón 2017AD. Sin embargo, se nos olvidó ajustarle par de settings, por lo que este fue incapaz de accionar los motores que le permiten sonreír. Al analizar la bitácora de uso del Santo Androide luego del incidente, nos dimos cuenta que
su programación le prohíbe reírle las gracias a gente repugnante; fingir felicidad al escuchar barrabasadas de seres humanos mezquinos; y simular estar contento de hablar con un Chix Trix xenofóbico con un tupé de cuarta categoría. ¡Mala nuestra!».
Se reporta que el PapaPacotrón 2017AD se encuentra aún en el taller de reparación, dado que la mayoría de sus circuitos se frieron «al intentar procesar la zafra de mentiras y promesas huecas» que salieron de la boca del egocéntrico multimillonario. «Aunque lamentamos que el Sumo Robot se nos haya estropeado», aclaró Scarafaggio, «¡imagínense el soponcio que le hubiera dado al verdadero papa si hubiera que tenido que intentar sonreírle al asco humano que es Donald Trump!».