«Ay, esto me pone a mí en un tres y dos», se quejó del cambio Doña Maritere Cardona, asidua lectora del horóscopo. «En casa no nos tiramos ni un peo sin saber qué nos vaticina el zodiaco. Por ejemplo, yo toda mi vida fui escorpión, y según mi horóscopo de hoy, no debo ‘creer en las mentiras que me diga un extraño’ y ‘estar atenta a todo lo que aparente ser bueno pero en realidad sea dañino’. Sin embargo, con estos cambios del zodiaco, ahora soy libra, y según ese horóscopo, hoy debo ‘tener en mente a un ser querido que vive lejos’ e ‘intentar despojarme de los malos pensamientos y vivir positivamente’. O sea, ¿a cuál de las dos predicciones debo hacerle caso? ¡Ambas son tan diferentes! ¡Sálvanos, Walter!», rogó Doña Maritere, invocando el poderío místico del mentalista y semental trotamundos Walter Mercado.
Gumersindo Viera, otro fiel creyente en la astrología, se preguntó si en realidad toda la vida había sido tauro en vez de géminis, el cual fue su signo toda su vida «hasta que alguien se antojó de trastear con el zodiaco». «Seguramente si me pongo a releer horóscopos viejos me daré cuenta que la predicción para tauro era la que en realidad me caía al dedillo, y no la de géminis, como creía. Por ejemplo, el año pasado descubrí que mi ex esposa me las había pegado con el panadero, con el dentista y hasta con el mecánico… ¡y eso que ni teníamos carro! Así que mirándolo así con el retroscopio, a la verdad que yo lo que siempre he sido es bien tauro…».
Hablando sobre el cambio de los signos zodiacales, la astróloga Rukmini los descartó como «patrañas» y «puras totonerías». «¿Quién podría creer esa tremenda ridiculez de que los signos zodiacales puedan cambiar de un día para otro sin ton ni son, como si fueran los pronósticos del tiempo de Susan Soltero?», preguntó la mentalista en tono de burla. «¡Créanme cuando les digo que las predicciones del horóscopo son tan certeras y verídicas hoy como siempre lo han sido!».