Spokane, Mississippi – Finalmente pasó: Donald Trump se burló de Christine Blasey Ford, la mujer que acusa a su nominado a la Corte Suprema, Brett Kavanaugh, de asalto sexual. Y no va a importar un carajo.

Caricatura de Donald Trump

Pero nada, querían votar por Jill Stein. Buen trabajo. [Imagen cortesía de LUY]

Este periódico predice fuera de toda duda los siguientes acontecimientos: Mitch McConnell catalogará los comentarios como «preocupantes» y que «no ayudan»; Paul Ryan declarará con su cara de pendejo bien administrá’ que no puede comentar porque no ha visto las expresiones, pero de que ser ciertas, son lamentables; senadores «moderados» expresarán que estas expresiones no ayudan al proceso, pero que estudiarán las conclusiones de la investigación del FBI.

Llegaremos a las vistas de confirmación esta semana y uno a uno, todos los republicanos justificarán de una forma u otra su voto por Kavanaugh, hasta que llegaremos al final al senador Jeff Flake, quien con cara apesadumbrada, dirá que simplemente no hay evidencia de que el juez Kavanaugh hizo algo malo. Nadie se acordará de Christine Blasey Ford excepto cuando vean documentales del proceso. Trump reirá a carcajadas.

Finalmente, nos atrevemos a predecir que ese bastión del pensamiento conservador, El Federalista, publicará un artículo sobre cómo hay que sentar a Kavanaugh en la Corte Suprema aunque sea culpable, porque pa’l carajo los liberales. Estamos jodiendo, eso nunca pasaría… ¿Qué dices, Rata? ¿Cómo que ya lo escribieron? ¡Me cago en to’, puñeta!