«Francamente, va a ser algo nunca antes visto, y va a ser espectacular para los que sobrevivan el ataque inicial», expresó el Dr. Ion Paulik, astrónomo del Instituto Checo de Investigaciones Baladís. «Si la radiación de la lluvia radiactiva no los mata antes del veintiuno de agosto, observarán nubes luminosas rodeando el sol eclipsado, añadiendo a lo que ya de por sí es el gran espectáculo de ver la corona solar. Con algo de suerte, y si ya ha llovido, esto contrastará con los árboles radiando luz verde gracias al residuo radiactivo de la lluvia. ¡Mágico! ¡Surreal! ¡Qué gran despedida para una vida que acabará en agonía y miseria tan solo unos días después por envenenamiento radiactivo!», exclamó.
Paulik se despidió, deseándonos un magnífico eclipse al tiempo que se encerraba en el bunker de la universidad.