«¡Finalmente tenemos un candidato que represente los intereses de las peluquitas de segunda categoría!», exclamó entusiasmado el presidente del Frente Unido de Peluquines. «En realidad no estamos seguros si esas greñas ralas y mal peinadas que Trump siempre tiene en la chola son en efecto un peluquín marca caravelita o un ‘bad hair day‘ que nadie se lo apea, pero no importa: ¡después que tengamos a alguien con esa cabellera en la Casa Blanca, está to’ habla’o!».
Por su parte, Trump rechazó el respaldo de la agrupación de parafernalia de calvos, declarando estridentemente: «¡No necesito el aval de grupos de intereses especiales para ganar esta elección! Yo soy el mejor hombre de negocios que haya parido madre y podré solucionar todos los problemas de esta nación en cuestión de días valiéndome solo de mi innegable pericia en el servicio público, mis vastos conocimientos de política exterior, y mi grupo de chupamedias que me aseguran que todo lo que hago es lo máximo. Además de que tengo tanto pero tanto dinero que podré hacer y decir cualquier barrabasada que se me ocurra sin tener que rendirle cuentas a ningún donante majadero. Y por último, y más importante… ¡que no uso peluquín, coño!».