El lamentable y completamente prevenible incidente lo más probable sucedió cuando el agente policiaco le atribuyó un comportamiento «sospechoso» a la víctima –a quien llamaremos «Tyrone», «D’Shawn» o «Maliq», porque probablemente así se llamaba– específicamente el «encontrarse en un avanzado estado de negrura pública». A pesar de que «Tyrone», «D’Shawn» o «Maliq» seguramente era solo un chamaquito que estaba caminando de lo más tranquilo por la calle, el oficial vació su arma de reglamento sobre el occiso, sin duda citando la misma excusita gulemba esa de siempre de que el muchacho «actuó amenazantemente» y por ende el policía «temió por su vida» y por eso tuvo que «llenarlo de plomo, pa’ que se alinie».
El jefe de la Policía de la ciudad en cuestión –digamos que es un don peliblanco y colora’o– sin duda alguna salió a la defensa de su subalterno, destacando sus años de servicio y declarándolo un agente ejemplar o alguna mierda parecida. Invariablemente sus compañeros policías también defendieron tenazmente a su camarada, asegurando que «si Fulano jartó de tiros a alguien, ¡algo habrá hecho para merecérselo!» –mientras que los padres de la víctima seguramente juraron que su hijo era un santo y que nunca había tenido problemas con la ley. Por otro lado, nos caemos de culo de que los comentaristas conservadores de Fox News negaron insistentemente que hubiera un componente racial en el asesinato –a pesar de que este es el enésimo joven negro que mata un policía en un barrio pobre, mientras que sigue en cero la cantidad de chamaquitos blanquitos que mueren a manos de la policía en una urbanización de gente con chavos.
Los líderes comunitarios del barrio donde ocurrió el incidente seguramente organizaron una vigilia exigiendo que se le hiciera justicia al difunto, y miembros de la uniformada acudieron a esta para «velar por la ley y el orden» –en otras palabras, para arrestar y macanear hasta al más lindo sin provocación alguna. Miembros de la prensa sin duda alguna fueron testigos oculares (y probablemente incluso víctimas) de las violaciones a los derechos civiles que tuvieron lugar durante la manifestación, porque lo más seguro los policías no aprendieron la lección de esperar a que nadie los esté grabando antes de pasarse la Constitución por donde no les da el sol.
Al cabo de un tiempo, lo más probable se publicó en las redes sociales un video que algún transeúnte tomó del incidente, mostrando al agente ultimando al chamaquito sin provocación alguna –en clara contradicción de la predecible excusa mierdosa que originalmente había ofrecido el oficial. Luego del media shit-storm que causó el video, invariablemente el jefe policiaco tuvo que retractarse y poner en administrative leave al agente en cuestión –el cual no ha sido y seguramente nunca será encausado por ningún crimen.
Luego de un par de semanas, apostamos que el oficial regresará a sus funciones como si nada hubiera ocurrido; esto sucederá cuando otro hombre negro haya sido asesinado por otro policía racista y el público ya se haya olvidado de la primera víctima. En ese momento volveremos a reproducir este artículo íntegramente porque no tendremos que cambiar ningún detalle.